Por Santiago David Távara
«Si Jesús naciera hoy, lo haría en Gaza, bajo los escombros», Munther Isaac, pastor de la Iglesia Evangélica Luterana de Belén.
Querido Niño Jesús,
Como cada año desde hace más de dos milenios, recordamos con villancicos la alegría de tu nacimiento en un humilde pesebre en la pequeña ciudad de Belén, allá lejos, en el Oriente Medio. Pero nos invade la tristeza porque las celebraciones fueron canceladas en Belén, que ahora luce desolada y vacía. Lamentablemente, la historia se repite y estamos peor. Ahora tu pesebre sale entre los escombros que dejan las bombas que siguen matando a miles de inocentes. Cientos de miles de familias siguen huyendo de los nuevos Herodes, tal como lo hicieron tus padres María y José cuando salieron de Nazaret rumbo a Egipto. Más de 20 mil personas, en su mayoría mujeres y niños, han muerto por los bombardeos en un conflicto que es difícil de explicar. A los Reyes Magos, esos hombres sabios que viajaron desde Oriente les hubiera costado en estos tiempos mucho trabajo seguir la Estrella y llegar a tu pesebre para adorarte, al igual que los pastores y los ángeles celestiales. Los nuevos Reyes Magos son ahora los médicos, periodistas y personal de emergencia que han perdido la vida en su misión de salvar vidas. La mayor tragedia es que la matanza de niños así como de familias y vecindarios enteros, aun no ha terminado.
Querido Niño Jesús, vemos con tristeza el silencio ensordecedor de quienes temen levantar la voz, cuestionar y rechazar lo que ya muchos consideran como genocidio, apartheid y limpieza étnica lo que esta ocurriendo en Palestina, ocupado desde 1967 por Israel, que fue fundado en territorio palestino en 1948 tras la Segunda Guerra Mundial. La solución de dos Estados vecinos que vivan en convivencia suena fácil, pero no lo es. El odio, la avaricia, la sed de poder y control de territorios nos puede llevar a una Tercera Guerra Mundial si se expande el conflicto, como parece ocurrir. Ante el ataque del grupo militante Hamás, la respuesta de Israel, una potencia armamentista apoyada por Estados Unidos, ha ido más allá del “ojo por ojo», sino que ha incluido el bombardeo de familias, vecindarios e infraestructuras alegando que son usados como escudos por Hamás, cuyos militantes combaten desde túneles. En el enfrentamiento ha muerto mil 139 israelíes y una cifra superior a los 20 mil palestinos, a lo que se agrega casi 2 millones de desplazados de Gaza.
El mundo ya no da la otra mejilla, sería una locura, pese a que tú dijiste que los pacíficos serán llamados hijos de Dios. El propio Papa Francisco dijo que no se pueden utilizar tácticas terroristas, luego de que un francotirador israelí asesinara a dos mujeres en el complejo parroquial de la Sagrada Familia. Y es muy cierto, no se puede responder el terrorismo con más terrorismo, como está ocurriendo en Gaza, que sigue siendo territorio ocupado por Israel.
Querido Niño Jesús, nos cuestiona el llanto de María, José y otros pequeños como tú. La insoportable situación actual nos obliga a hablar, a actuar, a denunciar. Nos cuestionan las bombas que caen sobre la población civil que nos hacen recordar episodios dolorosos como la bomba nuclear de Hiroshima, cuyo equivalente ya ha caído sobre la vulnerable Gaza, localizada a una hora en coche de Belén. Nos duele que los Herodes modernos sigan asesinando niños, tomando en cuenta tus palabras de que aquel que hace tropezar a un niño mejor que se le coloque una piedra de molino y se le arroje al mar. Pero no queremos odiar, solo pedimos justicia y un alto al fuego.
Querido Jesús, sabemos que los mercaderes de las armas se frotan las manos, ya que sus acciones han subido en la bolsa de valores. Las bombas ahora son más poderosas, ayudadas por la inteligencia artificial y los avances tecnológicos. Sin embargo, no queremos darles el gusto a los traficantes de armas, pedimos un cese al fuego definitivo y el juicio por crímenes de guerra a los involucrados en las matanzas.
Querido Nino Jesús, no queremos que en el Juicio Final nos digas: “No te conozco” o tal vez: “Fui bombardeado y me ignoraste”, debido a nuestra tibieza, indiferencia, comodidad o temor a ser acusados de “antisemitas”, cuando las acciones del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu han sido cuestionadas incluso por varios grupos judíos.
Querido Niño Jesús, queremos dejar que tú, el Príncipe de la Paz, nos des la valentía para derrotar a las tinieblas de quienes ponen su fe en las armas y la violencia para destruir tu hermosa creación que es la vida humana. Queremos que la sonrisa de la Navidad vuelva a los niños de Palestina y que el siguiente año celebren tu nacimiento.