Crítica literaria: “Cárceles y exilios”, de Nicolás Sánchez Albornoz

Por Francisco Vélez Nieto


Nicolás Sánchez Albornoz

Cárceles y exilios

Editorial Anagrama

En estos tiempos que corren donde “Nuestra memoria Histórica” se encuentra cada día menos protegida y a la vez más obstaculizada por esta dictablanda que viene asomando las orejas sin tapujos dada su mayoría absoluta, lograda en las urnas, que además cuenta con medios de comunicación adictos, fieles y no menos rencorosos, palmeros sin el más mínimo escrúpulo para pregonar la mentira y la confusión la publicación de este libro y su título transparente Cárceles y exilios, muestra, como señala su autor Nicolás Sánchez Albornoz, como “en secuencia cronológica cuatro decenios de mis andanzas durante la etapa hostil de la historia de España comprendida entre 1936 y 1975, un infausto periodo que los españoles –y yo entre ellos- más valdría que nos hubiéramos ahorrado. Sus páginas documentan la violencia cometida a mí alrededor y contra mi mismo en una forma de cárceles y de exilios. De ahí su título”

Un libro no hace la revolución, tampoco cientos o millares, pero si lo que ofrece es de rico contenido en los campos de la historia, la literatura, ciencia o poesía, resultan fuentes donde encontrar el necesario alimento y calma que satisface la necesidad vital e intelectual. La conciencia con la que fortalecer las señas de identidad de un pueblo. Esa cultura imprescindible y siempre necesaria como renovadora que impide el anquilosamiento y la alienación mental. Lo contrario de todo poder conservador insistentemente pretendiendo, tanto con sutiles medios, con argucia y mentira disfrazadas de patriotería alcanzar el deseo vehemente de dictadura con máscara democrática.

Y este preciso y honesto libro expone con sencillez y sin demagogia populista, un capítulo de nuestra historia de posguerra, tomando como elemento principal ese esperpéntico símbolo tan amado y mimado por el Dictador como fue el Valle de los Caídos esperpento de la dictadura, y que en la actualidad los herederos bajo el palio de la Iglesia de Roma se empeñan en mantener como orgullo y triunfo lo que fue campo de trabajos forzados, explotación del ser humano como presidiario, cuando su delito del que se le acusó fue la defensa de la democracia lograda en la urnas.

Allí fueron humillados y explotados por empresas sin escrúpulos que les pagaba con una miserable limosna salarial, limosna miserable con la que lograban comprar a precios desorbitados algún alivio, como tabaco, en la guarida de ladrones llamada economato.

Francia fue su primera etapa de exiliado junto a la familia, era solo un niño. A continuación, ante el peligro que para su padre significaba la ocupación del país galo por los alemanes, lo envía a España. En 1946 no tarda en iniciar la actividad clandestina en la universidad, hasta ser deteniendo y soportar las cárceles franquista, que lo convirtió en conocedor directo del trato carcelario dado a los presos republicanos. Su procesamiento fue el típico y cínico sainete de guerra ante un tribunal militar que lo condenó a cumplir pena en diferentes e ínfimos presidios, para terminar su recorrido obligado a “participar” en la gloriosa y faraónica elevación hacia los cielos del mausoleo de un dictador, ansioso de fama imperial bajo el palio de la Santas Iglesia católica y apostólica española.

Allí surgió la explosiva fuga que se convertiría en noticia sin fronteras, incluso novelada y también convertida en película. Toda una vuelta al mundo de la aventura protagonizada por unos jóvenes amantes de las libertades, ayudados por dos jóvenes demócratas norteamericanas amantes de la aventura y la democracia. Un éxito de fuga que propició el ridículo y bochorno para la dictadura del Caudillo.

Aquí la razón sobresaliente de este libro dividido en diez capítulos que se inician el final de la contienda, con un primer exilio en Francia, para a continuación reunirse en Argentina con su padre el reconocido y acreditado historiados Sánchez Albornoz que, como exiliado, al gozar de un merecido prestigio intelectual, ejercía su labor profesional en el país. Pero un nuevo golpe militar con macabro parecido al de su patria, obligó a Sánchez Albornoz junior a abandonar la tierra de Borges y Cortázar, para trasladarse a Nueva York donde reanudó su docencia e investigaciones históricas hasta su vuelta a España.

Pero es durante estos años en Norteamérica dada su sólida actitud democrática y republicana, lo que le lleva por el camino de actividades opositoras contra la dictadura en actividad permanente. De ellas digna de destacar, su importante colaboración en la fundación de lo que convertiría con el esfuerzo de un grupo de españoles en la influyente editorial Ruedo Ibérico editada en París. Una apuesta que dio sus frutos editoriales con importantes títulos de actualidad política y cultural por su importante nivel de calidad con sólidas publicaciones tan esperadas como necesitadas por los españoles demócratas.

De justicia leal y solidaria la transparencia del contenido en el Capítulo 9 del libro, dedicado a este Ruedo Ibérico de los españoles en el exilio parisino. Síntesis rememorativa de aquel innovador, arriesgado y rico proyecto editorial, político, histórico y cultural que supuso, aunque no mayoritariamente por las dificultades y riesgos que conllevaba la distribución de Ruedo Ibérico en España, al estar prohibida y perseguida por la dictadura y negada por la Iglesia, especialmente el Opus Dei, motivado en gran parte por la publicación de sendos trabajos sobre la vida y milagros interno de tal institución de la iglesia católica, un tema candente en aquellos años setenta que provocó un especial interés dentro y fuera de país, especialmente con el libro de Jesús Infante que “detallaba a cara descubierta los fines, el funcionamiento y al composición humana del Opus español a partir de documentos internos, fehacientes y abundantes, a los que había tenido el privilegio de acceder”.

Mas no fue única esta severa persecución por parte de los acólitos de la dictadura, por una parte normal por ser un sólido frete crítico intelectual, sometido a la vigilancia y persecución más ser encarcelamiento por la dictadura y su Iglesia. Necesario, pues, recordar aquella otra persecución del Partido Comunista de España en el exilio en la década de los sesenta, máxime tras la expulsión de conocidos militantes de altura como Jorge Semprúm y Claudín entre otros inolvidables comunistas del Partido que se convirtieron en colaboradores, junto con autores como Juan Goytisolo, Valente, Ullán, Gerald Brennan.

Hugh Thomas y su Guerra de España, (dolor de cabeza del “demócrata Fraga pataleando), Gabriel Jackson, Ian Gibson sobre el fusilamiento de Lorca. Larga lista rica de contenido y libertades, que nada detuvo la fe de carbonero de los comités comunistas en ciudades europeas, donde los contingentes de españoles inmigrantes acudían a los centros culturales, no oficiales, habilitados por los gobiernos y sindicatos democráticos.

Exponer el proceso del Valle de los Caídos argumentado con precisos datos y hechos es la base de la obra. Importante el fenómeno de Ruedo Ibérico como revista y editorial, perseguido y difamado por los hombres de Santiago Carrillo con el mismo infame fervor carpetovetónico que el de la España invicta de Fraga, es de justicia recordarlo. Para el franquismo fueron “enemigos de la reserva espiritual de Occidente financiado por la masonería y el oro de Moscú”.

Para el PCE “trotskistas enemigos de la dictadura del proletariado” Nada supuso la rica galería de autores ni la calidad exquisita y valiosa en aquellos años, la variedad de temas que se abordaron por Ruedo Ibérico, en cuidadosos libros de modernas ediciones, que hacen justicia a muchos nombres y muy espacialmente al olvidado y discriminado por la izquierda desmemoriada y el fascismo, como ha sido José Martínez Guerricabeittía “Eje del proyecto” Todo un personaje al que le corresponde por ley un espacio en la “Memoria histórica” del exilio y la inmigración.

Francisco Vélez Nieto escribe desde España.

 

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