Por Edgar Borges
“Sólo la belleza salvará al mundo”
Fiódor Dostoievski.
¿Qué camino habrá después del precipicio? (…oigo pasos…) ¿Seremos voces menores los que estamos de este lado del abismo? (…intentan pasar desapercibidos…) ¿Por qué la política, cuando se convierte en poder, se empeña en robarnos la belleza? (…dos sujetos buscan algo…o a alguien) ¿Por qué descubrimos belleza a través de minúsculos agujeros? (…pisan fuerte, a pesar de que intentan avanzar sigilosamente, el peso es un síntoma de sus deseos…) ¿Por qué el creyente y el ateo se alejan de la belleza cada vez que se encierran en las razones de su no-espacio? (…un loco se asusta ante la presencia de los sujetos…) ¿Con qué derecho el burócrata nos roba luz (la luz) detrás de las puertas de sus ambiciones? (…los hombres de las fuertes pisadas siguen de largo, no van por el loco…) ¿Era la palabra un camino para conseguir belleza y la terminamos convirtiendo en un muro (el muro) que separa el Uno del Todo? (…el loco se salva pero no sonríe…) ¿Fue belleza lo que encontró Armando Reverón cuando buscó luz más allá de la sintaxis de los cuerdos? (…a pocos pasos un niño juega a esconderse entre los árboles…) ¿Qué bestia tan voraz se empeña hoy, como ayer, en silenciar la belleza?
Edgar Borges escribe desde España.