La impaciencia ya es muy grande

Teresa Gurza.
Aumentan en número y horror las matanzas en el territorio nacional.
Pero tal vez por ser tantas y tan espantosas, ya no nos conmueven; y por eso pasaron casi de largo, las noticias sobre los 49 decapitados en Cadereyta; o los troncos sin cabezas, aparecidos por doquier.
La sociedad ya ni reclama; y los periodistas hacemos poquísimo ante las continuas desapariciones y muertes de colegas; como la de la valiente reportera de Proceso Regina Martínez y los tres fotógrafos asesinados en Veracruz.
Seguimos sin unirnos y sin condenar con la fuerza necesaria, sin exigir con la determinación, energía y rapidez que se requiere, que cesen los atentados contra la libertad de expresión y la violencia contra los trabajadores de los medios.
De acuerdo con información que me envió José Antonio Aspiros, la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap), la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos (Fapermex), el Club
Primera Plana (CPP) y la Asociación de Periodistas y Comunicadores de Morelos (Apecomor) han documentado y denunciado, que en los 12 años de gobiernos panistas han sido asesinados 109 periodistas; y que más de la mitad de estos crímenes permanecen impunes.
¿Hasta cuando vamos a permanecer callados aceptando que se nos mate o se nos aterre tanto, que sea obligado recurrir a la autocensura o a dejar nuestras casas para evitar ser también víctimas del crimen organizado o de funcionarios venales?.
Pasando a otro tema y dado que escribo este artículo pocos días después de la muerte de Carlos Fuentes, quiero referirme a su último artículo publicado en el diario Reforma, precisamente el martes 15 de mayo día de su fallecimiento.
Titulado Viva el Socialismo. Pero…(2), Fuentes explicó con su lucidez acostumbrada, los antecedentes de la política francesa que permitieron el triunfo de Francois Hollande, quién esta semana tomó posesión como Presidente de Francia.
Y el contraste entre “el gran talento político de Charles De Gaulle y de Miterrand, con la pequeñez del antecesor inmediato de Hollande, Nicolás Sarkozy”, presidente frívolo de un solo periodo.
Francois Hollande, escribió Fuentes, hereda la idea de la grandeza nacional que encarnó De Gaulle; las posibilidades de la reforma social en régimen capitalista, que fue la apuesta de Moterrand; la posición de Francia en la comunidad Europea y la relación con la Alemania Federal que fue el problema de Sarkozy.
“Y algo más, añadió Fuentes, la respuesta de Francia al gran desafío de la sociedad civil, y que pone en entredicho a todos los gobiernos”.
Se preguntó “cómo responderá Hollande a este nuevo desafío: el de una sociedad que al cabo no se reconoce en ninguna de las tribus políticas tradicionales, izquierda, centro o derecha”; y cómo convertir la austeridad no sólo en virtud, sino en motor del crecimiento y en convicción colectiva.
En ese su último artículo expresó la necesidad de hacerlo, a través del diálogo con todos los integrantes de la sociedad; y teniendo en cuenta que el trabajo migratorio no sea a la vez, necesario y castigado.
“Si hay libertad para el capital, la inversión y el cambio, debe haberla también para el trabajo”, sostuvo.
Sugirió crecer, “sin engañar a nadie con políticas proteccionistas y subsidios a la ineficiencia.
Advirtió que “el socialismo en el poder debe presentarse como una affectio societatis, que concierne no sólo a la empresa o al trabajo, sino al conjunto social”.
Pronosticó, “no será fácil; pero Miterrand demostró que dentro de los límites, el socialismo puede hacer lo que la derecha ni siquiera piensa en hacer”.
Y expresó su deseo de que tenga tiempo y éxito el crecimiento con disciplina que propone Hollande, “porque la impaciencia de los ‘ocupantes‘, la sociedad civil emergente, es muy grande“.
El gran escritor ya no estará aquí para ver si los tuvo; pero lo que propuso podría perfectamente referirse a México.
Por eso, en la postdata a su texto, Fuentes dejó claras su preocupación e impaciencia “porque estos grandes temas de la actualidad estén fuera del debate de los candidatos a la presidencia de México, dedicados a encontrarse defectos unos a otros, dejando de lado la agenda del porvenir”.
Que razón tenía.
Y lo peor es que les queda poco tiempo y no van a cambiar.

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