Por: Jake Schmidt *
La mayoría de países que se reunieron en Copenhague adoptaron el sábado en la mañana un nuevo marco para abordar el calentamiento global. Este nuevo acuerdo, llamado el Acuerdo de Copenhague, fue logrado por 28 de los países claves del mundo, incluyendo aquellos responsables de más del 80 por ciento de la contaminación causante del calentamiento global (en emisiones de energía y deforestación), y los más vulnerables a los impactos del cambio climático.
Este acuerdo fue forjado por los jefes de estado de países clave, incluyendo los Estados Unidos, China, India, Brasil, Sudáfrica, Reino Unido, Francia, Australia, Alemania, la Unión Europea, Japón, Etiopía, Bangladesh, Rusia, México, España, Corea del Sur, Noruega, las Maldivas, Colombia e Indonesia. El acuerdo está ahora abierto a otros países pero nuestro conteo de la votación fue 188-5 para su aprobación, ya que solo unos pocos países rezagados votaron contra su aprobación.
Como dijo Frances Beinecke, Presidenta del Concejo para la Defensa de los Recursos Naturales (NRDC): «Este acuerdo no es todo lo que esperábamos. Hay todavía más por hacer. Pero parece un golpe creíble contra la crisis ambiental mayor de nuestro tiempo. Reúne a todas las Naciones alrededor de la meta común de poner fin a este flagelo que nos pone en peligro a todos, y pone la pauta para tomar otras medidas en los próximos meses. Ahora el Senado puede forjar legislación de energía limpia y clima con la certeza que los estadounidenses no actuarán solos».
Y aunque no logramos todo lo que esperamos, hay que reconocer la importancia de esta cumbre que reunió 115 jefes de estado para discutir el calentamiento global. Nunca en la historia se había visto una cumbre con el nivel de compromiso de funcionarios de alto nivel. Líderes del mundo se hicieron cargo de estas negociaciones y utilizaron todo su poder para llevar adelante un acuerdo en Copenhague.
Gracias a este esfuerzo, a finales de enero tendremos compromisos consagrados en el acuerdo de al menos 28 países claves que redactaron este acuerdo. Y a medida que los países se comprometen a una mayor acción, esto formará parte del acuerdo de Copenhague.
Además, tendremos un sistema por el cual regularmente sabremos si los países están avanzando hacia sus compromisos ya que cada dos años los países en desarrollo tendrán que reportar sus inventarios de emisiones nacionales y las acciones de reducción de emisiones basadas en directivos acordados internacionalmente.
Conseguimos compromisos reales para financiar la inversión en los esfuerzos de los países en desarrollo a reducir sus emisiones de la deforestación y adaptarse a los impactos del calentamiento global. Los países acordaron apoyar 10 mil millones de dólares a lo largo de los próximos 3 años para estas acciones, 5 millones de dólares de los cuales va a reducciones de deforestación. Y los países desarrollados acordaron una meta de movilizar conjuntamente 100 millones de dólares anuales para el año 2020 en acciones de mitigación significativas y transparencia en su implementación.
¿Conseguimos lo que necesitamos para realmente frenar el calentamiento global? No, lamentablemente por razones políticas (por ejemplo, la falta de acción del Senado) y debido al bloqueo de un pequeño número de países, el acuerdo alcanzado en Copenhague tendrá que ser desarrollado aún más en los próximos meses (y años).
Pero este acuerdo fue un paso muy importante en los esfuerzos mundiales para abordar el calentamiento global. Y aunque no hayamos terminado aún, el mundo ha puesto las bases para dar un gran paso adelante.
* Jake Schmidt es director de Política Climática Internacional en el Concejo para la Defensa de los Recursos Naturales