Papa pide a niños imitar a Zaqueo

«También vosotros -dijo- sois pequeños como Zaqueo, (…) al que en medio de la gente, el Señor vio levantando la mirada. Jesús os ve y os siente aunque seáis pequeños, aunque los adultos, a veces, no os tengan en cuenta como querríais».

«Imitad siempre el ejemplo de Zaqueo, que bajó inmediatamente del árbol, acogió a Jesús con alegría en su casa y no se cansó de festejarlo. Acogedlo en vuestra vida diaria, entre los juegos y los deberes, cuando rezáis, cuando os pide que seáis amigos suyos, que seáis generosos, cuando sois felices y cuanto tenéis miedo. (…) Él os habla siempre del amor «más grande», capaz de entregarse sin límites, de dar paz y perdón».

«Así -concluyó-, podréis decir a vuestros amigos, a vuestros padres, a vuestros maestros que habéis conseguido sintonizar con Jesús» también «cuando seáis capaces de estar al lado de tantos chicos y chicas que sufren, sobre todo de los que vienen de países lejanos y, a menudo, están abandonados, sin padres ni amigos».

AC/…/JOVENES ACCION CATOLICA VIS 091221 (230)

Navidad es la respuesta de Dios al drama de la humanidad

CIUDAD DEL VATICANO, 20 DIC 2009 (VIS).-Belén, como símbolo de la paz, fue el tema que el Santo Padre propuso esta mañana en el Ángelus a los fieles reunidos a mediodía en la Plaza de San Pedro.

El Papa se refirió a la liturgia de hoy en la que el profeta Miqueas invita a mirar a Belén Efrata, «la menor entre las familias de Judá, de la que saldrá aquel que ha de dominar en Israel», y recordó que «Belén es también una ciudad-símbolo de la paz, en Tierra Santa y en todo el mundo».

«Desgraciadamente en nuestros días -prosiguió- no representa una paz alcanzada y estable, sino una paz arduamente buscada y esperada. Dios, sin embargo, no se resigna nunca a este estado de cosas, por eso también este año en Belén y en el mundo entero se renovará en la Iglesia el misterio de Navidad, profecía de paz para todos los seres humanos, que compromete a los cristianos a calarse en las cerrazones, en los dramas, a menudo desconocidos y ocultos, y en los conflictos del contexto donde viven, con los sentimientos de Jesús, para transformarse en cualquier lugar en instrumentos y mensajeros de paz, para llevar amor donde haya odio, perdón donde haya ofensas, alegría donde haya tristeza y verdad donde haya error, según las hermosas frases de una famosa oración franciscana».

«Hoy, como en la época de Jesús, la Navidad no es un cuento de niños, sino la respuesta de Dios al drama de la humanidad en busca de la paz verdadera. «Él mismo será la paz, dice el profeta refiriéndose al Mesías. Nuestra tarea es la de abrir de par en par las puertas para acogerlo. (…) ¡Feliz Navidad a todos!», concluyó el Santo Padre.

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