La líder birmana y activista por la democracia Aung San Suu Kyi visitó Noruega el fin de semana, para retirar el premio Nobel de la Paz que recibió mientras dirigía la lucha contra la junta militar hace 21 años.
Suu Kyi pasó quince años en arresto domiciliario y nunca abandonó Birmania cuando tuvo oportunidad de hacerlo por temor a que no se la dejara regresar. Hace poco fue electa para el Parlamento y se le permitió viajar al exterior como parte de los esfuerzos de la junta gobernante por atenuar su aislamiento mundial.
En sus declaraciones, Suu Kyi dijo que haber sido galardonada con el premio Nobel había difundido la solidaridad mundial con el pueblo birmano.
Aung San Suu Kyi declaró: “A medida que pasaban los días y los meses y a través de la radio llegaban las noticias de las reacciones al premio Nobel, comencé a entender su significación; me había hecho real una vez más, me había devuelto a la comunidad más amplia y, lo que es más importante, el premio Nobel había llamado la atención del mundo en relación con la lucha por la democracia y los derechos humanos en Birmania».
«Recibir el premio Nobel, desde el punto de vista personal, supone ampliar mi preocupación por la democracia y los derechos humanos más allá de las fronteras nacionales. El premio Nobel ha abierto una puerta en mi corazón”, apuntó.