Rumores y críticas en la Curia de Roma.
Por Andrea
Tornielli
Se habla mucho,
en la Curia romana, de cómo se desarrolla el pontificado de Benedicto XVI.
Atendiendo cuáles viajes estarían programados para 2009 -por ejemplo, si el
Papa irá a México para el encuentro mundial de las familias- hay quienes
critican el “nuevo curso” de la Secretaría de Estado, bajo la
dirección del cardenal Tarcisio Bertone.
Como se sabe,
Bertone, quien sustituyó al cardenal Angelo Sodano en septiembre de 2006, en
los días candentes de la crisis después del discurso de Regensburg,
instrumentalizado por los fundamentalistas islámicos, no llega desde el
“servicio diplomático”, la “escuela” de los nuncios
apostólicos.
Antes fue
profesor, después un pastor diocesano (en Vercelli), fue nombrado Secretario de
la Congregación para la doctrina de la fe (y trabajó muy bien junto al entonces
cardenal Joseph Ratzinger) y al final de nuevo pastor, como arzobispo y
cardenal de Génova. Desde allí fue llamado por Benedicto XVI como su
“primer ministro” y principal colaborador.
¨Qué se dice
entonces sobre Bertone? Por ejemplo, que viaja demasiado, que concede
demasiadas entrevistas, participa en muchísimos congresos, y no está el tiempo
necesario en su oficina.
Por eso -dicen
los críticos-, el trabajo en la Secretaría de Estado no procede como antes. ¨Es
verdad todo esto? Si observamos la “agenda” del cardenal es cierto
que hubo un cambio respecto al anterior.
La presencia
del Secretario de Estado en una manifestación era muy rara antes, ahora no. Es
verdad que Bertone viaja: se fue a Cuba para conmemorar los diez años del viaje
apostólico de Juan Pablo II (enero 1998) y su presencia en la isla coincidió
con el cambio de poder del líder máximo, Fidel, a su hermano Raúl Castro.
Unos días
después de su regreso a Roma, Bertone salió de nuevo y se fue a Azerbaijan.
También estaba programado un viaje hacia Armenia, suspendido ahora por causa
del estado de emergencia proclamado en aquel país.
Es verdad que
el cardenal Secretario de Estado del Papa Benedicto no rechaza participar en
congresos, presentaciones de libros o conmemoraciones.
Lo que no se
comprende es que esta opción más “pastoral” de su encargo diplomático
no es una “anomalía”, ni para él ni para el Papa. Al nombrar a
Bertone, salesiano, un hijo de san Juan Bosco, un pastor concreto y para nada
“clerical”, el Papa Ratzinger bien que conocía su antiguo
colaborador.
Conocía bien su
estilo de trabajar. Conocía bien su estilo salesiano. Correspondió al Papa la
nada fácil decisión de confiar la Secretaría de Estado a un prelado que no
llegaba desde la diplomacia vaticana.
Fue una
decisión contra la cual se pronunció el predecesor Sodano y cinco cardenales
más, quienes firmaron una carta para convencer a Benedicto XVI de la
oportunidad de nombrar a un diplomático.
Con su estilo
directo y pastoral Bertone ha cambiado el papel del “primer ministro”
del Papa. Su tarea, con notoria presencia, es autorizada por el Papa, con quien
mantenía una antigua colaboración y no se resistió a nombrarlo pese a todas las
presiones en contra.
Cada vez que
llega de un viaje, Bertone informa al Papa. Si a Benedicto XVI no le gustara
este activismo del purpurado, tendría la posibilidad de pedirle un cambio. Si
no lo hace, significa que lo apoya. El Secretario de Estado
“pastoral” es otra novedad del pontificado del Papa alemán. (Notimex)
(El autor es periodista italiano y vaticanista)
NOTIMEX/
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