Por Isaac Cohen*
En Estados Unidos, la economía ha entrado al décimo año de expansión sostenida y se proyecta que puede convertirse en la más prolongada que se ha registrado, si supera los 120 meses de expansión alcanzados durante la presidencia de Bill Clinton.
Sin embargo, al otro lado del mundo, en las antípodas, hay una economía que ha llegado a 27 años de expansión sostenida. Este sobresaliente desempeño de la economía de Australia ha sido logrado a pesar de la contracción regional de la década de los noventas en el Este Asiático, la Gran Recesión y la caída de las materias primas de la década actual. Además, la economía australiana se ha expandido a pesar de la sucesión de seis primeros ministros en los últimos diez años.
Políticas sanas y un sector externo positivo han contribuido a sostener la expansión, con políticas prudentes en los buenos tiempos, tales como reducción de la deuda pública, así como medidas contra cíclicas durante los recesos, tales como recortes de impuestos, creciente gasto público y una devaluación para estimular las exportaciones. Además, la economía australiana es una de las principales beneficiarias del crecimiento económico espectacular de China, el principal consumidor de sus exportaciones de minerales y su principal socio comercial. Esta relación se apoya en un tratado de libre comercio y en abundante comercio de servicios, como el turismo.
No obstante, se avecinan cambios. El ex Primer Ministro de Australia Tony Abbott, en conferencia reciente ante la Fundación Heritage en Washington, resumida en el Wall Street Journal (07/14-15/18), dijo “el ascenso de China significa que Australia ya no puede contar con un ambiente estratégico benigno.”
*Analista y consultor internacional, ex-Director de la Oficina de la CEPAL en Washington. Comentarista de economía y finanzas de CNN en Español TV y radio, UNIVISION, TELEMUNDO y otros medios.