40 años del 11/73

Por Teresa Gurza.
Se acerca el XL aniversario del cruento golpe militar que causó la muerte del presidente constitucional de Chile, Salvador Allende.
La derecha y la izquierda se aprestan a conmemorarlo y los estudiantes marchan por Santiago demandando el fin del legado pinochetista.
Al convocar a un acto para el día 9 en La Moneda, -al que no asistirá la centroizquierda que tendrá el suyo en el Museo de la Memoria el mismo día a la misma hora-, el presidente Sebastián Piñera declaró que aún falta verdad y justicia; y que sería un error “revivir viejas querellas, odios y divisiones».
Pero odios, querellas y divisiones persisten y se agudizan en estos días; empezando porque la izquierda lo llama “golpe” y la derecha “pronunciamiento militar”.
Dijo también Piñera: “hubo muchos cómplices pasivos de las violaciones a los derechos humanos, que sabían y no hicieron nada o no quisieron saber; y jueces que debieron cautelar derechos y salvar vidas, no lo hicieron”.
Sus palabras tuvieron diferentes reacciones.
Los jueces aceptaron que el Poder Judicial no estuvo a la altura; la Asociación de Magistrados pidió perdón por «acciones y omisiones»; y el ministro Hugo Dolmestch, vocero de la Corte Suprema, reconoció que aún hay un «pacto de silencio» entre quienes desaparecieron personas durante el régimen militar.
El derechista senador Hernán Larraín y el socialista Camilo Escalona, pidieron perdón; el primero, »por el grano de arena que involuntariamente pude haber colocado en la agudización de las contradicciones; y Escalona, por »ser parte de la polarización» en los años previos al golpe de Estado.
Pero la candidata Evelyn Matthei afirmó que no lo pedirá, porque tenía 20 años y vivía fuera de Chile. Pese a ser correligionarios, Piñera reviró “no estamos hablando sólo de ese momento, sino de todo lo que pasó después…”; y Matthei le recordó “fui la primera persona de nuestro sector que habló en forma clara y dura sobre la violación a los DDHH».
 
Los líderes de la derecha se ofendieron.
Patricio Melero presidente de la UDI, partido de Piñera, pidió “no olvidar que en 1973 “¡éramos ellos o nosotros!”.
Y Carlos Larraín, de RN, exclamó “¡por supuesto que hay una derecha pinochetista! y agradecida porque le salvaron el pellejo, reconstruyeron el país, y terminaron con la posibilidad de instalar un régimen marxista”.
Isabel Allende hija del presidente sacrificado, respondió que ojalá los golpistas “pudieran sentir algo de remordimiento… pudimos haber cometido errores, pero eso no justifica la brutalidad y violencia… para muchos, estos 40 años son el recuerdo de lo que no debió haber ocurrido… el único reencuentro con la derecha, sería el compromiso de nunca más romper el orden constitucional…”
El columnista Carlos Peña escribió en El Mercurio, “los que ayer justificaron los crímenes hoy ya no se atreven siquiera a insinuarlo… pero la responsabilidad sigue brillando por su ausencia; como si todos esos años de violencia y crímenes hubieran sido fruto de algún cataclismo celestial y no, como fueron, de una decisión sostenida por la voluntad de muchos, especialmente civiles, que hoy día guardan silencio”.
El expresidente Ricardo Lagos declaró que la dictadura robó a los chilenos 17 años, pero no pudieron quitarle el privilegio de la ética.
Tomás Jocelyn-Holt, candidato presidencial independiente, advirtió nada cambia el rol que cada cual jugó; y llamó a disolver las alianzas hechas alrededor del golpe.
Y la revista Paula publicó un reportaje sobre los dos mil 200 niños torturados, para que dijeran donde estaban sus padres.
Pero, entre todas las declaraciones sobresale por sorprendente la de Roberto Thieme, fundador del golpeador y ultraderechista Patria y Libertad, quien calificó Pinochet de “traidor» y a su dictadura como “corrupta y criminal”.
Responsabilizó a Piñera por tener “cómplices activos” en su gabinete, “porque la mayoría de sus ministros son hijos de Pinochet, que se beneficiaron económicamente  en medio de la impunidad que hasta hoy reina en nuestro país”.
Reclamó que no se haya establecido la verdad ni hecho justicia,  “tremenda deuda que tiene especialmente, la Concertación».
Y pidió proceso, juicio y condena, para altos mandos de las Fuerzas Armadas y los políticos sostenedores de la dictadura, «que saquearon el país; y se quedaron con el cobre, el salitre, el litio, y el mar de Chile”.
 

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