Por Carlos Alberto Parodíz Márquez
Verde es un color. Buena afirmación en un lugar donde el verde puede al amarillo de la casa. La combinación del contraste es fuerte, casi explosiva, pero deben tolerarse. Las cosas estaban así cuando llegué. No tuve, ganas, plata, ni medios para cambiar esa contención de los opuestos.
El lugar es casi salvaje. Cuando llueve si se prolonga, el pasto – mal llamado césped – por lo menos en Alejandro Korn, crece vertiginosamente, como se eleva la masa en las bandejas torteras, casi repentinamente. No te da tiempo crece casi después que pasaste la máquina. Olvidé citar que hay, en él, una canchita de futbol, módica, como para sostener un desafío aceptable. Siete contra siete, según el Laywer.
La domesticación del pasto, todo fracaso cuando llueve, prueba que la resistencia de la naturaleza va lejos, adelante y los misterios superan toda superstición respecto a la sabiduría humana. Los aprendizajes quedan superados por la intolerancia de quien, desde un lugar inaccesible, demuestra que todo se transforma aunque los comportamientos en general, sean circulares y reciclemos las huellas que nos vuelven a la primera piedra.
He discutido con Yon, muchas veces, no tantas como las que considero suficientes sobre lo incomprensible. El supone, aplicando una lógica un tanto sinuosa, que el orden de la vida no siempre pasa por lo innombrable. Es bastante irrespetuoso, no tanto como yo y es más, en cierta forma él termina –entre ambos-, siendo bastante principista. Creo que en la Revolución francesa hubiera estado con Robespierre.
Las diferencias, entre nosotros, permiten que siempre tengamos otra oportunidad y quizás por eso la extraña relación que nos une siempre tiene motivos para estrecharse.
Hay vientos encontrados que permiten alguna que otra realimentación. El, pese a su hermetismo vasco, es bastante sociable, a punto tal que los materiales que me facilita provienen de grises encuentros con personajes que conozco, pero que se le dirigen desestimándome, lo que en realidad me tranquiliza porque mi introversión, reconozco, es insuperable y por lo tanto en realidad me favorece esa actitud.
A 30 minutos de la Ciudad Autónoma, Hurlingham se mantiene como pueblo, con su centro de actividades, su barrio inglés, sus árboles añosos y cierta tendencia aristocrática, que sobrevive. Allí está el Ombú, ubicable en la calle Monasterio, la excusa para emprender el viaje, fue la notificación del vasco, para darme noticias de alguna presencia inquietante, por lo menos para mi memoria. Ella era un buen topo para él y una ficha importante de su esquema. Trae noticias, sintetizó Yon. Como si a mi me importara. Lo de siempre, claudiqué a la hora de la carta de comidas.
«Recuerda que la información no es conocimiento. El conocimiento no es sabiduría. La sabiduría no es verdad. La verdad no es la belleza. La belleza no es amor. El amor no es música. La música… La música es lo mejor.», dijo Zappa alguna vez que pudo rescatarse.
El Ombú, es un restaurante ubicado en una casa con galería y jardín.
A cargo del fuego está Manuel. La estrella del lugar es un horno de barro hecho a mano donde se prepara el cordero, algún pescado, las crocantes papas, los ribs de cerdo. Más brasas ya que hay parrilla.
La entrada: Burrata con jamón crudo, albahaca, pimienta en grano y oliva, o una sopa bullabesa -de pescados y mariscos-. Luego un risotto de hongos de pino, crocante de queso y aceite de tartufo, y la carrillera estofada con papas y calabaza. O el rack de cordero al horno de barro con verduras asadas. Bodegas López, me pareció atinada la decisión del vasco. Aunque yo ignorara la razón del agasajo. Bah, en realidad no me interesa enterarme de cuanto cuesta esta parada.
Cuando el Alfa rojo, 2012, prolongó su silenciosa marcha, nos instalamos bajo las ramas en una mesa dispuesta casi en las fronteras de agosto y la primavera. Bebimos los aperitivos anisados que el vasco habría encargado, y ella con su aterciopelada pronunciación dijo, voy a relatar, para luego acercar su dossier informativo al vasco, demorando un tanto, para mi gusto, la mano contra mano. Yon sin mirarme, me pasó la información, que ella pasaba, para precisar.
Murió el creador de la secta Moon, «Iglesia de la Unificación”
Sun Myung Moon, el autoproclamado mesías coreano fundador de la controvertida «Iglesia de la Unificación» a la que convirtió en un imperio multimillonario. Falleció la madrugada al iniciar setiembre en Corea del Sur a los 92 años. Volanta y titulo fueron una acaramelada unidad en su voz.
Moon, fue hospitalizado el mes anterior aquejado por una neumonía, falleció pasadas las 02H00 locales (17H00 GMT del domingo), informó su portavoz a la AFP.
La secta había informado el viernes que su fundador padecía una disfunción crítica de sus órganos vitales que había obligado a colocarlo en tratamiento intensivo. El sábado los médicos precisaron que Moon ingresó «en un estado irreversible».
Moon había sido trasladado del hospital St. Mary de Seúl, donde había ingresado a mediados de agosto en terapia intensiva, a un centro médico propiedad de la secta, en el este de la capital coreana, la noticia de su fallecimiento, fue anunciada por la agencia surcoreana Yonhap.
Moon, nació en una familia de agricultores de Corea del Norte. El reverendo dijo que a los 15 años tuvo una visión de Jesús que le encomendó que completara la misión interrumpida por la crucifixión.
Rechazado por las iglesias protestantes coreanas, Moon fundó en Corea del Sur su propia iglesia, la «Iglesia de la Unificación», en 1954. Es una de las comunidades religiosas más controvertidas del mundo y muchos países la consideran una secta.
La organización dice contar con tres millones de seguidores en doscientos países donde lo llaman «el Verdadero Padre» y lo consideran como «el único Mesías de la historia humana».
Sus enseñanzas están basadas en la Biblia con nuevas interpretaciones condenadas como heréticas por organizaciones cristianas.
El movimiento, entre sus ceremonias nupciales, reagrupa miles de parejas; la última fue organizada en Corea del Sur en marzo de este año.
La secta afirma evangelizar en doscientos países y su imperio económico abarca desde la construcción, educación, alimentación, ingeniería, prensa, y posee entre otros medios el Washington Times.
En 1991 Moon se reunió con el entonces líder norcoreano Kim Il-Sung en Pyongyang. Desarrolló negocios en Corea del Norte a través de una firma asociada a la secta, Pyeonghwa (Peace) Motors, que desde 1999 se dedica a la construcción de automóviles en el norte de la península.
El reverendo tenía catorce hijos y algunos trabajan en su imperio. Hyung Jin Moon, el menor de los siete hijos, lo sucedió en 2008 con 28 años de edad al frente del movimiento.
Una secta muy particular.
Oficialmente llamada ALADO, la secta Moon toma su nombre de su fundador, el ingeniero norcoreano Fong Myung, quien cambió su nombre a Sun Myung Moon y es llamado por sus acólitos “Padre” y “Reverendo”.
Calificada de destructiva por muchos organismos internacionales, está dispersa bajo diversos nombres en Asia, América y Europa. Como respuesta a sus actividades delictivas y a sus atentados contra la libertad individual, la Iglesia de la Unificación ha sido expulsada de algunos países y tuvo inconvenientes con el reconocimiento de entidad religiosa.
Las contribuciones periodísticas de investigación respecto a la secta, dadas a conocer, ofrecen un panorama desolador de la increíbles alianzas político/religiosas entre sectas y grupos de poder, en este caso por aquella dirigida por el «reverendo» Sun Myung Moon y la Liga Anticomunista Mundial, sus acciones tanto en Asia como en América Latina dejaron una secuela criminal. Por los años noventa dos importantes bancos en Montevideo respondían a esos intereses. En Argentina, nunca fue visible –salvo un intento grafico- si pudo hacer pie.
El grupo de prensa EIR (Executive Intelligence Review) en su artículo de noviembre de 2002 títuló: «Los demócratas se aventuran en el lado oscuro de la Luna».
El texto decía:
«(…)desde los años ochenta en adelante, el aparato asiático y sudamericano de inteligencia de cuyas buenas intenciones hay serias dudas, fue puesto en marcha con dinero sucio y centralizado en torno al perturbado reverendo Sun Myung Moon quien gastó cientos de millones de dólares para lograr poner a su servicio a la derecha cristiana de Estados Unidos. Este proceso comenzó con William F. Buckley Jr., vinculado a Richard Viguerie, el llamado mago de la contratación por email, quien se declaró a mismo en bancarrota hacia 1987 (…)».
Este informe añade : «…La culminación de los esfuerzos de la empresa de espionaje más grande de todos los tiempos, la organización Moon, se da en el orden teológico en 1994, año en que el congreso institucionalizó el «Día de los Verdaderos Padres» como una nueva fiesta nacional, designando para ello el cuarto domingo de julio. El mayor instigador de esta iniciativa legislativa fue el representante republicano Dan Burton (del estado de Indiana, EEUU), que era uno de los fundamentalistas más radicales del Congreso (…) ».
Casi nadie repudió la culminación del esfuerzo por institucionalizar el «Día de los Verdaderos Padres», y tienen problemas para asimilar las ideas del reverendo Moon, en relación a su parentesco divino. Esta idea fanática religiosa pudo verse en los principales dirigentes de la administración Bush.
De acuerdo a Moon, él y su cuarta esposa Hak Ja Han Moon, son los «Verdaderos Padres del Género Humano». Moon argumenta que Jesucristo fracasó en su misión redentora, porque permitió ser crucificado antes de tener hijos. Como consecuencia la humanidad no pudo librarse del pecado original, que, según la palabra de Moon, deriva de Eva por haber tenido relaciones sexuales con Satán.
Este mito basado en la teología cristiana, continúa siendo aceptado. La Iglesia presbiteriana, a la que pertenece el ex presidente George W. Bush, está sometida al designio moonista en EEUU.
El reverendo Moon ha completado su misión con la celebración, una vez al año, de tumultuarios matrimonios donde asisten parejas jóvenes que han sido «casadas» varias veces. Cuando llega el novio, se le asigna una chica de Corea o Japón con la que ha de unirse para contribuir a la unificación de las razas.
En un mensaje del Unification Church website, el reverendo Michael Jenkins, cabecilla de la secta en Estados Unidos (que allí se denomina la Asociación del Espíritu Santo para la Unificación de las Iglesias Mundiales), escribió: al menos «que los seres humanos seamos limpiados del pecado original, desde el momento de la concepción no vivimos de acuerdo a nuestra naturaleza».
Con este tipo de avances que nada tienen que ver con los evangelios, hacia el final de la década de los noventa, cada nombre significativo de la derecha cristiana, como Pat Robertson, Tim y Beverly LaHaye, Gary Bauer, conocido fundamentalista político a favor de la guerra religiosa, James Dobson, Rocco Buttiglione, Billy Graham, Robert Schuller, Elliott Abrams y otros personajes fueron absorbidos para la organización Moon y desempeñaron funciones para captar fondos, sean o no provenientes de los tráficos de narcodólares.
El antecedente criminal
Para alguien que se proclama el Mesías de la humanidad, el norcoreano Moon tiene un pasado bastante agitado. En la Segunda posguerra Moon emigró a Corea del Sur, donde se involucró con una secta mística denominada Israelí Suo-won, que practicaba un extraño rito de purificación, en el que las mujeres alcanzaban la pureza en la relación sexual con los ministros del grupo.
Así en Corea del Norte como en la del Sur, el reverendo Moon fue sometido a diversos procedimientos penales por transgresiones a la moral, de acuerdo a un informe del FBI, que fue obtenido por el periodista Robert Parry bajo la Ley sobre libertad de información (FOIA). Moon aterrizó en una cárcel norcoreana en 1955 por su trabajo misionero de naturaleza sexual, testimonio que comparte, con el público norteamericano, Jeffrey Steinberg.
Ya estaban presentes en esta actividad sectaria dos de quienes serían fundadores de la CIA coreana, Kim Jong-Pil y Bo Hi Pak y con ellos sus patrones pertenecientes al ala derecha de la inteligencia anglosajona. Estas redes ultraderechistas de inteligencia giraban en torno de William F. Buckley, quien contribuyó a formar el vínculo del carlismo español bajo la cobertura de su revista National Review, y la asociación Jóvenes Americanos por la Libertad YAF por sus siglas en inglés, un movimiento juvenil anticomunista.
La asociación con los carlistas españoles y derechistas irlandeses en aras del proyecto político de National Review la consiguió Mary Ball Martínez, corresponsal de NR en España e Italia y autora del libro incandescente Undermining the Catholic Church, que publicó en México en una edición personal, un libro que devela los secretos de la alianza de antiguos nazis y fascistas con los servicios de inteligencia anglosajones intermediados por ciertos jerarcas católicos.
Un diseño incluyente que provocó el terror de los años setenta en Europa y el Medio Oriente y promotor de la subversión de doble ideología diseñada por los autores de Gladio, una red de subversión y especialistas en terrorismo de estado, dirigida por la OTAN para hacer pasar atentados con explosivos como si fuesen obra de grupos izquierdistas.
Al reverendo Moon de seguro los anglosajones le clavaron la mirada para cooptarlo desde que fue «liberado» de un cómodo cautiverio japonés, siguiendo la ruta crítica de los italianos y alemanes cooptados por los servicios anglosajones para la contención «del comunismo». De acuerdo a un informe de la CIA fechado el 26 de febrero de 1963, Kim Jong-Pil organizó la Iglesia de la Unificación mientras era director de la Agencia Central de Inteligencia coreana y comenzó a utilizar a la iglesia de la Unificación como trampolín político aprovechando que contaba con 27 mil miembros.
Kim Jong-Pil también tuvo a su cargo la tarea de reconstruir los lazos amistosos con Japón, como parte de un enorme esfuerzo anglosajón por crear un muro de contención anticomunista dispuesto de diversas maneras sobre Corea del Sur, Japón y Taiwán, echando mano de una red de organizaciones secretas dedicadas al crimen organizado, ansiosas de combatir al comunismo, para corresponder al derecho reconocido por los anglosajones, vencedores de la guerra, de delinquir. Entre los contactos japoneses de Kim Jong-Pil se cuentan dos criminales de guerra japoneses Yoshio Kodama y Ryoichi Sasakawa.
La historia del alto espionaje comienza con el coronel Bo Hi Pak, uno de los fundadores de la agencia surcoreana KCIA, que siendo agregado militar surcoreano en Washington entregó 10 millones de dólares a los moonies ya establecidos, para adquirir una parte de un inmueble comercial, pero llegó a manos del vendedor la cantidad incompleta del precio», dice Steinberg, director de Inteligencia de Executive Intelligence Review.
La agencia de noticias Notimex descubre «un mundo subterráneo entre México y EEUU»
Los moonies descubren el paso de «extremistas afganos e iraquíes por los conductos bajo tierra». Lo sensacional es que la prensa del reverendo Moon (The Washington Times), descubre a «60 extremistas afganos e iraquíes» que serían introducidos a EEUU por México. No hay duda: la derecha cristiana está creando el entorno mediático de un nuevo plan, completamente falso, basándose sobre uno que si realmente existió en el pasado, aquel de Irán-Contras nicaragüenses, simplemente para seguir haciendo creer a la opinión pública la omnipresencia del «terrorismo internacional».
Citando un reporte confidencial circulado entre agencias federales, el periódico estadounidense dijo que la revelación sobre estos planes, obligó a líderes militares a modificar las medidas de seguridad en el Fuerte Huachuca, ubicado en Arizona.
El fuerte se levanta en una amplia extensión, ubicado a unos 32 kilómetros de la frontera con México, y alberga a contingentes de las cuatro ramas de las fuerzas armadas estadounidenses que reciben entrenamiento en labores de inteligencia.
El diario añadió que los lazos entre narcos mexicanos y organizaciones extremistas se han convertido en una seria preocupación para las agencias que monitorean cuestiones de inteligencia.
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Hasta aquí llegó el rumor. «Lo más importante que debes hacer en tu vida, es no interferir con la vida de otra persona.», me lo dije como Frank lo hizo consigo en el concierto callejero de 1986. Después de leer y oír este resumen sobre alguien que produjo tanto daño sólo creo que su epitafio, según sus convicciones, debió ser «Nunca me ha importado que treinta millones de personas puedan pensar que estoy equivocado. El número de personas que pensaban que Hitler tenía razón no prueba que estuviese en lo cierto.» Finalmente, es lo que hay…
Carlos Alberto Parodíz Márquez escribe desde Alejandro Korn, Buenos Aires, Argentina.
Fuente: ARGENPRESS.Info