Por Carlos Angulo Rivas
La globalización y el neoliberalismo fomentan la imagen del esplendor a partir de una falsa aproximación de los pueblos hacia el progreso. Es tan falso este acercamiento al bienestar general que niega la verdad histórica reemplazándola por la verdad oficial, aquella creada en los laboratorios de los intereses capitalistas transnacionales, la misma que es difundida por los medios de comunicación masiva y los gobiernos integrantes del Grupo de los Ocho G-8 encabezado por los Estados Unidos.
Frente a esta situación global de privilegiar las utilidades de los mercados y de la competencia voraz, por encima de la democracia verdadera, las fuerzas progresistas del mundo se sitúan en la alternativa de la lucha contra el hegemonismo de la superpotencia económica y militar. El camino de la liberación del yugo imperial está sembrado de obstáculos, ataduras e impedimentos, que aunque muy difíciles de superar no se convierten en imposibles, menos cuando se va logrando la celosa unidad de los pueblos para defenderse.
Felizmente, en nuestro continente el despertar de las conciencias y el movimiento emancipador expresan, a lo largo de los últimos años, la voluntad de realizar un cambio innovador en los conceptos de la democracia, la soberanía, la libertad y las formas de gobierno.
Precisamente, con esa orientación, el martes 30 de julio, en la ciudad de Guayaquil se reunieron los jefes de estado y de gobierno de los países integrantes del ALBA-TCP, o sea de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América y los Tratados de Comercio de los Pueblos.
En esta XII Cumbre de presidentes, estuvieron presentes Ecuador como país anfitrión, junto a Bolivia, Cuba, Nicaragua, Venezuela, Antigua y Barbuda, Dominica, San Vicente y la Granadinas; incorporándose plenamente al grupo, en esta confluencia, Santa Lucía.
También estuvieron presentes, como invitados especiales, representantes de Uruguay, Argentina, Brasil, Surinam, Guyana y Haití. En ese lugar, a través de la visión solidaria de la integración latinoamericana, se destacó en la Cumbre el derecho de explotar por sí mismos los recursos naturales renovables y no renovables, y hacerlo de manera responsable con la finalidad de financiar el desarrollo económico, político, social, cultural, tecnológico y comercial, en la dirección de alcanzar las metas del bienestar general y la justicia social.
Señala el documento final de la Cumbre titulado “Declaración del ALBA desde el Pacífico” que el derecho a la explotación propia de los recursos naturales “no implica el rechazo taxativo de la Inversión Extranjera Directa, sino más bien un relacionamiento inteligente con ella, de modo que pueda ser aprovechada en beneficio de las naciones, y no optimizada a su costa. Para ello, se hace imprescindible un mecanismo de integración como el ALBA, en tanto que como bloque puede imponer las condiciones para evitar que primen los intereses del capital por sobre los de la población.”
Y a continuación el documento determina: “el ALBA se propone trabajar en conjunto para que, cada vez más, la educación, la salud, la atención a personas con discapacidad, entre otros, sean garantizados gratuitamente, como servicios públicos de calidad. Debemos reimpulsar las misiones sociales en todos los países del ALBA. Por ello, nos proponernos convertir a nuestros países, no ya en zonas de libre comercio, sino en zonas libres de hambre, analfabetismo, miseria y marginación.
Buscamos extender este enfoque en toda América Latina; además en África y a otras regiones del mundo de modo que, en el marco de la cooperación Sur-Sur, podamos multiplicar los beneficios de estos programas. Así mientras algunas grandes empresas transnacionales se acercan a estas regiones con intenciones depredadoras, el ALBA busca favorecer y privilegiar al ser humano allá donde le sea posible hacerlo.”
Observamos, pues, que los países integrantes de ALBA confían en el crecimiento de una corriente político-social en la región, traducida en la militancia en los movimientos sociales y de solidaridad; además en la consolidación de gobiernos progresistas en el continente latinoamericano y caribeño.
Pero a su vez los gobernantes reunidos, en esta dinámica del despertar del siglo XXI, son concientes de la agresividad de los Estados Unidos por imponer los tratados bilaterales de libre comercio como herramienta de dominación, de control de las inversiones y de apropiación de los recursos naturales; acuerdos subordinados donde se protegen los intereses capitalistas en desmedro de los intereses primarios de los pueblos, al mismo tiempo con la agravante de no respetar la naturaleza ni el medio ambiente.
Ahí tenemos, por ejemplo, la reciente creación de la Alianza del Pacífico integrada por Chile, Perú, México y Colombia, organización obediente a los intereses de los Estados Unidos, cuya intención evidenciada es romper los lazos de amistad y solidaridad entre nuestros países con la finalidad de destruir o debilitar el esforzado trabajo de la integración regional identificada con la fuerza de la justicia social. Trabajo esforzado expresado en las organizaciones de carácter soberano como CELAC, UNASUR, MERCOSUR, PETROCARIBE y ALBA.
El reto está planteado, y si bien el Secretario de Estado, John Kerry, llamó a recuperar el “patio trasero” de los Estados Unidos la respuesta con esta reunión cumbre de ALBA y de los países invitados ha sido contundente.
La creación de una Zona Económica Complementaria, sugerida en la reunión, abre la posibilidad de tener un proyecto alternativo de integración económica, política y social, completamente distinto al propuesto hace veinte años por George W. Bush, conocido como ALCA, donde se planteaba la dictadura de los mercados, la privatización empresarial y la de los servicios básicos y la globalización; y con ello, los despidos masivos, la eliminación de los derechos laborales, la marginalización social y la vida precaria, por supuesto todo ello en nombre de la competitividad.
Esquema en gran parte derrotado gracias a la insurgencia de gobiernos autónomos con una visión de cambio revolucionario que, felizmente, han renunciado a la resignación de ser países primarios extractivos, simples exportadores de recursos naturales y materias primas.
Carlos Angulo Rivas es poeta y escritor peruano.