Parece muñequita frágil
pero creer tener
un poder
en el interior de su cara
que no afirma
ni niega
que espera alguna vez
desplegar centelleante
con fulgor tintineante.
Espera confiada
pero algo desesperada
que la vejez se rinda
a su poderosa belleza
de princesa
espera siempre tener
el calor
del amor
de trepidantes miradas
apuntaladoras
de alguno que la adora
y ser siempre una nenita
nunca una señora.
Gustavo E. Etkin escribe desde Bahía de San Salvador.
Fuente: ARGENPRESS CULTURAL