
Por Ramón Jiménez
Si hay algo en que todos los salvadoreños están de acuerdo es que después de casi veinticinco años de la firma de los Acuerdos de Paz —que puso fin al conflicto armado de doce años en su país— todavía se está trabajando paso a paso para construir una paz verdadera sobre cimientos de justicia.
“Es cierto que algunas cosas se han quedado superficiales y los Acuerdos de Paz no tuvieron los cambios radicales esperados para reconstruir un país mejor”, dijo el sacerdote Evelio Menjívar párroco de la Iglesia Nuestra Señora Reina de las Américas, de Washington, donde este domingo fue recordado la firma de ese acuerdo el 16 de enero de 1992.
“Hay que construir esa paz sobre cimientos de la justicia, sin olvidar que ésta comienza en el corazón de cada individuo, ya que todos tenemos que ser artífices de la paz”, apuntó Menjívar.
Menjívar nació en la población de Nueva Trinidad y se crió en El Paraíso, ambas en el departamento de Chalatenango, al norte de El Salvador, antes de llegar a California y luego a Maryland, donde inició estudios sacerdotales que lo llevaro a la iglesia San Marcos en la ciudad de Hyattsville, Maryland y ahora en la Capilla Latina de esta capital.
Agregó Menjívar —quien en fecha reciente visitó su lugar de origen tras la muerte de su padre— que hay muchas cosas positivas que se ven en su país de las que se habla poco, como son la red de carreteras nuevas, más acceso a la salud y a la educación, donde millones de niños están recibiendo no solamente útiles escolares, calzado y alimentación sino también computadoras para que puedan ampliar sus conocimientos, entre otras cosas.
«Paso a paso el país va mejorando; hay que dejar esa guerra política y ver hacia adelante», apuntó, en referencia a la eterna polarización que existe entre los políticos y una constante crítica hacia el gobierno actual por parte de ciertos sectores de poder y los medios masivos de comunicación.
También el embajador de El Salvador ante la Casa Blanca, Francisco Alstchul reconoció que son veinticuatro años de paz y esperanza, a pesar de que todavía no se vive una paz plena y una vida normal como todos quisieran, debido a los altos índices de violencia.
“Es cierto que algunas cosas se han quedado superficiales y todavía hay rencor en la sociedad, pero no olvidemos que la justicia es la única que nos llevará a una paz verdadera donde todos tenemos que trabajar para lograrlo”, apuntó Altschul.

