Por Leonel Herrera*
En medio de la emergencia por el COVID-19, algunos gobernantes optaron por negar la peligrosidad de este contagioso virus, rechazar las medidas sanitarias y desatender las recomendaciones de expertos, epidemiólogos y científicos.
Uno de éstos es el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha renegado de las acciones de protección, se atrevió a sugerir medidas absurdas (como “inyectarse desinfectante” para evitar el contagio) y se adhirió a teorías conspirativas contra China. La más reciente de las absurdas actitudes de Trump fue retirar a su país de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En la misma línea del gobernante norteamericano, ha ido el presidente brasileño Jair Bolsonaro. Este gobernante sudamericano llamó “gripesita” al COVID-19, pidió a la población seguir con su vida normalmente, ha destituido a dos ministros de Salud y hasta convocó a sus partidarios a movilizarse contra los poderes legislativo y judicial en plena pandemia.

El presidente salvadoreño Nayib Bukele, por su parte, empezó bien: tomó medidas tempranas de control y aislamiento social, que fueron avaladas por toda la población y bien vistas por otros países. Sin embargo, en el camino, la estrategia gubernamental mostró un serie de falencias: errores en la aplicación de protocolos sanitarios, mal manejo de los centros de contención y la desprotección del personal de salud que estaba en primera línea del combate contra la pandemia.
Detrás de estas fallas está precisamente la negativa presidencial de escuchar a los expertos y aceptar la asesoría de instancias como el Colegio Médico. Su soberbia, megalomanía y autosuficiencia, han impedido a Bukele atender los argumentos científicos, las críticas médicas y las propuestas académicas.
Y, como dueño de sus verdades absolutas, el mandatario busca siempre imponerse, en lugar de dialogar, lograr acuerdos e impulsar esfuerzos nacionales que involucren a los demás poderes estatales y a las municipalidades.
Recientemente, el presidente trató de “loco” e “imbécil” a un connotado académico, por poner en duda la veracidad de las cifras oficiales sobre el COVID-19: Óscar Picardo Joao, director académico y de investigaciones de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), quien fue profesor de Bukele en la secundaria durante los años noventa.

Desde el Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación y la revista Disruptiva que dirige en la UFG, Picardo ha investigado permanente y sistemáticamente aspectos sanitarios, sociales y económicos de la pandemia, señalando errores y proponiendo alternativas en el abordaje gubernamental de la misma. Pero la respuesta presidencial ha sido la descalificación y el insulto.
El negacionismo de Trump y Bolsonaro, así como el desprecio de Bukele a los argumentos académicos y científicos, traen el recuerdo del general español José Millán-Astray. En 1936, a inicios de la guerra civil española, en la Universidad de Salamanca, este militar falangista interrumpió un discurso del rector Miguel de Unamuno y gritó: “¡Muera la inteligencia!”.
*Leonel Herrera es director ejecutivo de la Asociación de Radiodifusión Participativa de El Salvador.