Foto: dailytrust.com
Redacción MLNews
El exarzobispo anglicano Desmond Tutu, ganador del Premio Nobel de la Paz en 1984 por su asérrima lucha en contra del apartheid en Sudáfrica, murió a los 90 años, este domingo en una comunidad para jubilados en Ciudad del Cabo, donde vivió sus últimos años. Su muerte fue confirmada por el presidente de ese país, Cyril Ramaphosa.
Por décadas Tutu se destacó como un líder incansable a favor de la justicia racial para la mayoría de sus compatriotas, que por décadas fue gobernado con opresión por parte de gobiernos minoritarios blancos en contra de la mayoría negra. También luchó por los derechos de la comunidad LGBT.
“La muerte de Tutu el domingo es otro capítulo de dolor en el adiós de nuestros país a una generación de sudafricanos excepcionales, que nos legaron una Sudáfrica liberada”, se expresó Ramaphosa a través de un comunicado.
“Desde la base de la resistencia en Sudáfrica a los púlpitos de las grandes catedrales y templos del mundo, y la prestigiosa ceremonia del Premio Nobel de la Paz, él se distinguió como un campeón inclusivo de los derechos humanos universales”, remarcó el presidente.
Tutu se destacó por su constante presión sin usar la violencia. Su lucha la hacía desde el púlpito, primeramente en Johannesburgo, donde fue el primer obispo de raza negra.
Luego fue nombrado arzobispo de Ciudad del Cabo, donde continuó manifestándose en contra del régimen opresor que finalmente cayó y logró que Nelson Mandela saliera de la cárcel después de 27 años años, para convertirse en el primer presidente negro en la historia de ese país, al extremo sur del continente africano.
Y fue en casa de Tutu y su esposa que Nelson Mandela se hospedó la primera noche, después de salir de la prisión. Cuando Mandela asumió la presidencia de la república en 1994 nombró a Tutu presidente de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, por medio de la cual se conocieron a fondo todos los abusos cometidos bajo el sistema del apartheid.
Su muerte ocurrió en el centro de cuidados Oasis Frail Care. El sacerdote anglicano había sido hospitalizado en varias ocasiones desde 2015, cuando le diagnosticaron cáncer de próstata.