Conmemoran martirio del beato Rutilio Grande

El reverendo Edgar Palacios destacó la obra del padre Tilo. Foto: Ramón Jiménez.

Por Ramón Jiménez

Cuarenta y cinco años después de ser asesinado por escuadrones de la muerte durante una emboscada, el sacerdote jesuita Rutilio Grande, de 49 años, junto a dos acompañantes laicos, Manuel Solórzano, de 70 y Nelson R. Lemus, de 15, ahora los tres son celebrados como beatos y mártires de la Iglesia Católica desde el pasado 22 de enero.

Ese hecho sangriento ocurrió el 12 de marzo de 1977, pero la vida de Rutilio Grande todavía es recordada por miles de salvadoreños que conocieron su extensa obra, no solamente en su país de origen sino donde quiera que se encuentren.

El reverendo Francisco Valle. Escucha su hijo. Foto: Ramón Jiménez.

Así quedó demostrado este domingo 13 de marzo cuando decenas de salvadoreños se congregaron en la Casa Rutilio Grande, que funciona en la localidad de Adelphi, Maryland, para recordar su participación y colaboración activa con los pobres en los poblados de Aguilares y El Paisnal, con los que más se relacionaba, y a quienes sigue acompañando, a pesar de que ya no vive con ellos.

“Rutilio fue un profeta en su tierra”, que es lo contrario a lo que se dice, señaló el reverendo Francisco Valle, de la Iglesia Episcopal Nuestro Salvador, de Silver Spring. “Va a seguir siendo un profeta del pueblo salvadoreño y del mundo”.

El padre Rutilio Grande, era jesuita, que es el ala intelectual de la Iglesia Católica, por lo que fue nombrado como formador de otros sacerdotes por muchos años en el Seminario San José de la Montaña.

“Rutilio  Grande sacó generaciones de sacerdotes nuevos, quienes se oponían al nombramiento de monseñor Romero como Arzobispo de San Salvador y Rutilio intercedió para que Romero fuera aceptado”, recordó Valle.

Antes que Grande fuera asesinado, Romero pertenecía al ala conservadora de la Iglesia Católica, ya que su nombre fue propuesto por el gobierno de esa época y la clase dominante del país, pero desde el 12 de marzo de 1977 que Grande fue asesinado Romero dio un giro transcendental y se inclinó por defender a los pobres, a las clases menos favorecidas y convertirse en “la voz de los sin voz”.

El cambio inesperado que dio Romero es considerado como un milagro por el Papa Francisco. “Romero es el milagro de Rutilio Grande”, habría dicho el Papa.

Paul Fitch participa en el conversatorio. Foto: Ramón Jiménez.

Es que fue la muerte de Grande, su gran amigo, quien lo hizo cambiar de su posición conservadora y en seguida denunció las injusticias y protegió a los pobres.

El padre Rutilio fue creador y promotor de las comunidades eclesiales de base.

«Era un pastor con olor a oveja”, destacó Valle. «Rutilio es para nosotros un faro, sobre todo en estos momentos oscuros de nuestro país. Tiene que ser un faro que no enseñe a ser profetas en su tierra”, apuntó.

También el reverendo Edgar Palacios de la Iglesia Bautista Calvary de Washington, D.C. destacó los méritos del asesinado sacerdote y de la excelente obra pastoral que realizó en vida por las comunidades campesinas.

«Rutilio se identificó con la verdad y encarnó el amor», remarcó Palacios.

 

 

 

 

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