Pedro Castillo y Dina Boluarte. Foto cortesía.
Crónica de una izquierda jamás contada -pura teoría-
Por Liliana Bringas de Ávila*
En el juego de la vida juega el grande y juega el chico y habría que agregar, el más sagaz gana.
Todo estaba arreglado, Pedro Castillo tenía que leer el manifiesto, el mensaje a la nación a la hora indicada. Existía la promesa que la embajada de México le daría asilo, ya todo estaba arreglado.
Por eso, antes del mediodía del 7 de diciembre, vimos a un Castillo tembloroso sosteniendo la misiva entre sus manos. Luego, se quitó el saco, la banda presidencial y salió casi huyendo de Palacio de Gobierno, junto a toda su familia y su asesor Aníbal Torres.
Un auto presidencial lo esperaba afuera, la orden era llevar al aun presidente del Perú a la embajada de México, donde ya habían coordinado su asilo.
Al menos, eso fue lo que a Castillo le dijeron. No tenía de otra. Perú Libre, el partido político de Vladimir Cerrón le avisó que de todos modos lo iban a vacar, no le darían los votos. Castillo lo sabía.
Pero algo les salió mal. El chofer del auto presidencial recibió la orden que Castillo ya no es más presidente y que debe ser llevado a la Prefectura. Castillo algo extrañado aceptó cabizbajo, ¿Qué podía hacer? ¿Tirarse del auto? ¿Qué salió mal? ¿Quién delató que estaba camino a la embajada? ¿Si solo lo sabían sus camaradas? Después alegaron, sin comprobarlo, que podía estar con el teléfono intervenido.
Vayamos por partes.
Primero
¿Preguntémonos, cual es el pensamiento izquierdista? Recordemos la consigna comunista del Pacto de Varsovia
«Hermanos de clase, hermanos de armas».O ‘Tierra o muerte venceremos’ lema del líder comunista Hugo Blanco o como dijera Antonio Gramsci ‘la verdad es revolucionaria’. Para que el pueblo se levante tiene que haber derramamiento de sangre, es la consigna de la lucha armada.
Sigamos. Luego Vladimir Cerrón escribiría en Twitter el mismo día que Castillo fue apresado. ‘Se precipitó’ y afirmaba a la prensa que toda la bancada de Perú Libre votaría en contra de la vacancia. Nada más falso.

Segundo
Castillo ya en la Prefectura, es acompañado por Aníbal Torres, quien sabiendo todo lo antes expuesto, trataba de tranquilizarlo. Tenía que estar allí para lidiar con los exabruptos que Castillo podría declarar. El tenía que asegurarse que el plan se cumpla.
Tercero
Entra en escena un desconcertado Guido Bellido, quien fuera primer ministro de Castillo y que ostenta el cargo de padre de la patria. Bellido se abstuvo de votar por la vacancia de Castillo. Cuando fue preguntado dijo que estaba conmocionado, que no sabía lo que ocurría; que llegaba de provincia. Pero ¿qué era lo que no sabía? Todo el Perú escuchó el mensaje del otrora presidente del Perú, Pedro Castillo cuando dijo que cerraría el Congreso entre otras medias. ¿Qué palabra no le quedó clara a Bellido? ¿cerrar? ¿Congreso? ¿o el artículo que va entre esas dos palabras?
Cuarto
Al día siguiente y en fila india, fueron llegando a la Prefectura, uno por uno, los congresistas que votaron a favor de la vacancia de Pedro Castillo. Él los recibió y más de uno salió con cartas escritas a mano —y según afirman— del propia Castillo, con mensajes de agradecimiento al pueblo peruano y alegando su injusta encarcelación.
¿Pero, como recibes a los traidores? ¿Como sigues confiando en ellos? La respuesta es simple. Porque todo estaba pactado. Ellos, los congresistas que votaron a favor de la vacancia de Pedro Castillo, estaban inmersos en el plan. No podría asegurar que todos lo sabían, pero en toda agrupación política existen líderes y militantes. Castillo solo es una pieza. ¿Pero entonces, quién es la cabeza o las cabezas que lideran estas estrategias?
Quinto
El plan estaba armado. Dina Boluarte como vicepresidenta, asumiría el cargo. Ella es indispensable para continuar con toda esta estrategia.
De la mujer enérgica que todos vimos en los medios de comunicación y videos de YouTube, donde delatan a una acérrima agitadora de masas, no había nada. Dina se acercaba a las cámaras de televisión suplicando tranquilidad, diciendo que Castillo es su amigo y un sinfín de explicaciones. Falso. Ella es parte del plan. Ese es su papel, no hacer nada. Impedir que la derecha tome el poder. Ahora ella lo tiene. Después de 7 días dio la orden que la coronaria como gran camarada: usar las armas, disparar a la gente. Esto exacerbaría a las masas.
Sexto
Enseguida los medios de comunicación, usados por quienes armaron la trama, se pelean por quien tiene el micro más cerca a las declaraciones de los congresistas que salen de visitar a Castillo. Estos con misiva en mano lo leen. Los medios lo divulgan, no lo analizan.
La derecha sin base política de la lucha de clases, abandonada a su propia suerte, sin ideología, se creyó el juego.
Creen que con Castillo entre rejas van a vengar la humillación de haber sido gobernados por un hombre que no los representa. Que no está a su altura. Un don nadie.
Conclusión
La izquierda tiene el poder en sus manos. Ahora hay sangre, muerte, destrucción, caos. Castillo no fue un buen militante. Quiso hacer lo que le dio la gana. Finalmente, los camaradas son su gente, esa es su alianza y en ellos tiene que seguir confiando. ¡Tierra o muerte venceremos!
*Liliana Bringas de Ávila nació en Perú. Estudió periodismo en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima-Perú. Tiene dos maestrías. Egresada de Saint John`s University en NYC. Vive en Nueva York.