En Afganistán, la cifra de muertos como consecuencia del ataque con un camión bomba perpetrado el miércoles aumentó a 90.
Se informó que el número de heridos supera las 400 personas, mientras los afganos están de luto tras el mayor ataque perpetrado en el país desde la invasión de Estados Unidos en 2001.
Ningún grupo se ha atribuido la responsabilidad del ataque, que impactó en una intersección muy transitada del centro de la capital afgana, Kabul, durante la hora pico de la mañana.
El ataque provocó el desmoronamiento de edificios, dañó embajadas e hizo estallar las ventanas del palacio presidencial. Muchos de los sobrevivientes culparon al Gobierno de no haber proporcionado la seguridad necesaria.
Enayatullah Mohammadi: “Solicitamos a nuestros líderes que velen por la seguridad del país, y si no pueden hacerlo, que renuncien. Debe haber una autoridad que sirva a los intereses del país. En este momento hay miles de personas llorando a las víctimas. ¿Por qué y por cuánto tiempo más tendremos que sufrir a causa de esta situación?”.
El jueves, el presidente afgano, Ashraf Ghani, emitió un decreto para ordenar la ejecución de 11 prisioneros del Talibán y la red Haqqani, a quienes los oficiales culpan del ataque.
