En el distrito de Buena, estado de Nueva Jersey, la familia de Andrew Johnson, un estudiante de secundaria afroestadounidense, afirma que el racismo impulsó a un árbitro blanco a exigir que el adolescente cortara sus rastas antes de poder competir en una competencia de lucha.
El video del incidente, realizado justo antes de la competición realizada el 19 de diciembre, muestra a un entrenador deportivo cortando torpe y públicamente el cabello del estudiante atleta de 16 años, vestido con un uniforme de lucha y visiblemente agitado por el corte de sus rastas.
A Johnson le fue informado que sólo contaba con 90 segundos para aceptar el corte de pelo, o que se vería obligado a renunciar a la contienda.
Apenas fuera del marco del video, que se volvió viral, el árbitro Alan Maloney exigió que el entrenador siguiera cortando el cabello de Johnson hasta que estuviera satisfecho con su longitud.
Maloney se presentó tarde a la lucha y no estuvo presente durante el pesaje en el que los árbitros normalmente podrían plantear sus objeciones a la apariencia de un luchador.
En 2016, Alan Maloney admitió que profirió un insulto racista durante una conversación con otros funcionarios deportivos, disculpándose luego por el agravio.
En una declaración emitida a través de su abogado, la familia de Johnson dijo: “La culpa aquí recae principalmente en el árbitro y en los que le permitieron que siguiera desempeñando esa función, a pesar de tener una clara evidencia de que cometió una transgresión, una discriminación racial, que lo descalifica como árbitro”.
Fuente: Democracy Now!
