Arlington, Virginia refuerza relaciones con ciudades hermanas

Grego Pineda (segundo desde la derecha) después de la presentación de su ponencia junto a otras personas invitadas. Foto cortesía Roberto Burgos.

Redacción MLNews

Uno de los objetivos de la Asociación Arlington Sister City (ASCA) de Virginia, es promocionar a esa ciudad-condado a nivel internacional, así como prolongar las relaciones que mantiene con otras ciudades en Europa y Latinoamérica

Desde hace muchos años ASCA mantiene convenios de Hermandad en diferentes áreas con cinco ciudades en Europa y Latinoamérica: Aachen, Alemania; Ivano-Frankivsk, Ucrania; Reims, Francia; Coyoacán, México; y San Miguel, El Salvador.

Y eso fue precisamente lo que ocurrió este jueves 5 de mayo durante un evento celebrado por ASCA en una de las bibliotecas del condado.

“Estuvo muy bonito el evento; hubo representación de Alemania, Francia y Ucrania y gracias a Dios, nosotros los salvadoreños no nos quedamos atrás, estuvimos a la altura de las circunstancias, al menos eso me dijo después la organizadora y directora de la Asociación de Ciudades Hermanas, una coreana [Christine Walika Wright]. Hasta dijo que la presentación había tenido mucha pasión y despertó interés”, reconoció el abogado salvadoreño Grego Pineda, cuya ponencia de unos 15 minutos se publica a continuación:

Sobre la República de El Salvador y la población estadounidense-salvadoreña 

El territorio de El Salvador es de 21,000 kilómetros cuadrados, es decir, es menor que el Estado de New Jersey; tiene más de 23 volcanes, al menos 7 de ellos activos. Tiene una herencia étnica mestiza, descendientes de los mayas: náhuat, pipil y también africana, entre otras. Sin embargo y debido a un etnocidio, cometido por una dictadura militar en los años 30, muchas expresiones tradicionales fueron forzadas a desaparecer, por eso se cree que no hay indígenas, ya que no usan sus vestimentas y son pocos los que hablan náhuat, aunque se hacen esfuerzos por recuperar este legado cultural. Lo menciono aquí para reconocer su existencia.

La geografía nos ha favorecido con maravillosos volcanes, con playas extraordinarias que deslumbran y conmueven por su splendor; contamos con los grandes lagos de Ilopango y Coatepeque y el clima es tropical, siendo benigno durante todo el año. Debido a la corta extensión territorial del país, el visitante puede disfrutar en un solo día, y con viajes en vehículo, de las playas con sol abrazador y luego cenar en uno de los restaurantes campestres en la fresca cúspide de uno de sus volcanes a cuarenta y cinco minutos de distancia de la ciudad.

Casi tres millones de salvadoreños vivimos fuera de sus fronteras y la gran mayoría en los Estados Unidos de América (también en Canadá, Italia y Australia), esto debido a los desastres naturales y sociales como huracanes, terremotos y la Guerra Civil que duró 12 años y que terminó con los Acuerdos de Paz en 1992.

El Salvador tiene una rica historia de artistas, pintores, escritores y fotógrafos, muchos de estos viven en la zona metropolitana de Washington DC, como Nicolás Shi, Muriel Hasbun, Vladimir Monge y sus representantes culturales más destacados en todos los tiempos son: el escritor y pintor Salarrué, los poetas Roque Dalton, Claudia Lars, Oswaldo Escobar Velado y el ensayista Alberto Masferrer; también el cineasta Andre R. Guttfreund que ha ganado la estatuilla del Oscar, o Paula Heredia, que ganó el premio Emmy por su documental en la HBO en memoria de New York City 9-11-2001.

Obras de artistas plásticos han sido seleccionadas y expuestas en el Museo de Arte Moderno de New York como las de Guadalupe Maravilla; y cantantes de ópera destacan a nivel internacional como Michelle Tejada, Mario Arévalo y Oswaldo Iraheta. En la diplomacia internacional han sido un gran ejemplo: José Gustavo Guerrero y el coronel Arturo Castellanos, reconocido y celebrado como “Justo entre las naciones” por su rol en el salvamento de miles de judíos en Europa durante la Segunda Guerra Mundial.

La presencia de la comunidad de salvadoreños en los Estados Unidos no solo está en las cocinas de los restaurantes, o los que limpian las oficinas, o construyen las casas y edificios, o cuidan los niños de otros; también hay muchos artistas como lo he dicho, así como profesionales en diferentes disciplinas e incluso en la política estadounidense, y muchos profesores que educan a la juventud estadounidense, como es el caso del vecino de

Arlington Profesor Carlos Mauricio Alarcón, quien por más de 25 años ha trabajado en las escuelas públicas de esta ciudad.

Ya en otros rubros, El Salvador cultiva y produce un café de alta calidad, distribuido y consumido a nivel mundial, y es muy probable que ustedes ya hayan disfrutado un café salvadoreño en cafeterías o restaurantes. O que estén usando una prenda de vestir que ha sido confeccionada en nuestro país. En resumen, la mujer y hombre salvadoreño mira su trabajo, no solo como subsistencia sino como su identidad personal, familiar y nacional.

El Salvador, a pesar de su violencia social, la cual es destacada por los medios de comunicación internacional, la mayoría de sus habitantes son pacíficos, amables, gustan de la convivencia social y valoran mucho la visita de los extranjeros, teniendo por norma mostrar lo mejor del país y de su bondad. Por eso uno de los slogans publicitarios es que “El Salvador es grande como su gente”.

Nadie niega la violencia social, como igual sucede en otros países, y se asume esa deficiencia en la medida en que se duplica la cordialidad y esfuerzo en que el visitante y turista esté seguro y disfrute del país. El Salvador es mucho más bonito de lo que dicen los medios de comunicación, quienes lo reducen a su famoso plato: las pupusas y el fenómeno de las maras. Somos mucho más que eso. Un pueblo valiente, generoso y muy agradecido.

En los años 80 y 90 la migración salvadoreña se asentó en Arlington, Virginia, y en su mayoría venían de la zona oriental de El Salvador, por eso ahora es numerosa la presencia de la comunidad por las nuevas generaciones que, si bien son nacidos en este país y hablan inglés nativo, también es cierto que en sus casas se les hereda y exige hablar español, porque para una familia latina el idioma es el lenguaje del hogar, de los abuelos y del amor. Desde aquellos años, se crearon y fomentaron negocios y compañías y ahora son empresas generadoras de empleo y pagadoras de impuestos. Somos parte activa de la economía de los Estados Unidos de América.

La ciudad de Arlington tiene un Convenio de Hermandad con la ciudad de San Miguel. La ciudad de San Miguel es de las más sobresalientes, situada en el Oriente de El Salvador, con una economía pujante y con su población que en su mayoría tiene familiares viviendo en los Estados Unidos, de allí la importancia para Arlington de mantener este tipo de vínculos e intercambios culturales, sociales y comerciales. De una sana y coordinada asociación pueden surgir negocios que generen ganancia para los habitantes de Arlington y una mejor comprensión de la sociedad salvadoreña, que hoy por hoy, es una Nación transnacional debido a que más de la cuarta parte vive afuera de sus fronteras, aunque siempre vinculada al destino de la República de El Salvador.

Limpieza manual del café en uva es común a finales de año y principios del siguiente.

 

 

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