Busca curarse a si mismo y ayudar a otras personas

Ángel Molina de visita en la Casa Rutilio Grande de Takoma Park, Maryland/Foto Ramón Jiménez.

Por Ramón Jiménez
Pocos pacientes están tan conscientes de las serias enfermedades que padecen que no solamente los convierte en auto-investigadores de su propia realidad si no que también tratan de ayudar a otras personas en similares situaciones.
Es el caso del salvadoreño Angel Roberto Molina, quien padece de un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) contra el cual lucha constantemente, pero que al mismo tiempo hace todo lo que esté a su alcance para conocer a profundidad las causas y efectos de ese desorden emocional, que es diferente a un estado de locura.
Molina estuvo de visita en la región metropolitana de Washington en fecha reciente, donde con la ayuda de patrocinadores como la empresaria Dora Escobar (propietaria de los negocios La Chiquita), asiste cuando puede a esta capital a recibir tratamiento médico para controlar el VIH.
«Yo no siento alegría por nada y vivo preso de las ideas, que en algunos casos hasta son ideas suicidas», confesó.
Molina junto a la empresaria Dora Escobar (izq.) y la activista Sonia Umanzor/Foto Ramón Jiménez.

El TOC puede presentarse a cualquier edad y produce generalmente una importante discapacidad a tal punto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la incluye entre las 20 primeras enfermedades discapacitantes y entre las 5 enfermedades psiquiátricas que mayormente discapacitan al paciente.
Según expertos en el tema a gran parte de la sociedad le avergüenza hablar sobre ese desorden compulsivo y perciben ese desorden como algo escandaloso, extraño o enfermizo.
“Yo también me siento apenado pero qué recurso me queda sino buscar la ayuda que necesito», apuntó Molina.
Organizaciones relacionadas con casos de psiquiatría estiman que en cada país alrededor del mundo hay entre un 2 y 3 por ciento que sufre de este desorden, pero no lo dicen por miedo y vergüenza.
Ese desorden se presenta en todas las capas sociales. El mismo jugador inglés David Beckham declaró en una entrevista que se siente “preso a causa del TOC que padece, con especial obsesión en el orden, la limpieza y la simetría”.
Por su parte el prestigioso programa 20/20 de la cadena televisiva ABC News dedicó un episodio a este tema hace algunos años creando un claro impacto en la sociedad estadounidense.
Voceros de esa cadena televisiva reconocieron que muchos enfermos, quienes nunca habían hablado de su problema con nadie, se sintieron aliviados al poder poner nombre a lo que les había atormentado durante años y se decidieron a pedir ayuda profesional, algo muy importante sobre todo teniendo en cuenta que un individuo con TOC espera entre siete y doce años antes de decidirse a hacerlo.
El TOC ha cosechado gran atención e interés por diversos profesionales de la medicina, especialmente en los últimos años. Es un síndrome psiquiátrico perteneciente al grupo de los trastornos de ansiedad que se caracteriza por la presencia de Obsesiones (ideas, pensamientos o imágenes recurrentes y persistentes que no son experimentados como producidos voluntariamente y que son vividos como repugnantes y sin sentido) y Compulsiones (conductas repetitivas y ritualizadas, diseñadas para alejar el mal que se «evoca» con la obsesión).
Los individuos con TOC reconocen que sus obsesiones y compulsiones son irracionales y excesivas, pero no tienen ningún control sobre ellas.
Algunos ejemplos pueden ser el de la mujer que se queja a su dermatólogo de la sequedad de su piel y que casi nunca se siente limpia, empleando diariamente dos horas en ducharse. O la obsesión de un hombre en pensar que el café de su empresa está envenenado, preparando continuamente nuevo café para sus compañeros. También la obsesión, bastante común, conocida como Diógenes, de las personas por guardar todo lo que encuentran, siendo imposible el desecharlas por si algún día pudiesen ser necesarias.
Otras compulsiones típicas son: realizar comprobaciones una y otra vez (por ejemplo, asegurar que ha cerrado la puerta con llave); acciones repetitivas, como tocar ciertos objetos; contar; mantener todo en orden, por color o tamaño. Un individuo puede tener varios o todos de estos síntomas y estos pueden variar durante el curso de la enfermedad. Individuos con TOC pueden desarrollar depresión, sentir ansiedad, malestar y repugnancia.
Otra forma de comportamiento que puede ser parte del desorden es el impulso de arrancarse los pelos de las cejas y del cabello (Trichotillomania). La preocupación excesiva con un defecto corporal, o solamente imaginado, puede ser otra forma del desorden llamado dismorfofobia, o la hypochondriasis, preocupación constante de tener una enfermedad seria.
Según el Instituto Nacional de Salud Mental, los trastornos obsesivo-compulsivos afectan a una de cada 40 personas, en Estados Unidos, alrededor de 7 millones de sus habitantes padecen este trastorno que generalmente se desarrolla entre los 20 y 30 años de edad.
Todo tipo de personas puede sufrir de este trastorno sin importar su grupo social o étnico, o si es hombre o mujer.
La causa exacta del TOC no es todavía conocida, pero los investigadores médicos sospechan que se debe a un desequilibrio bioquímico en el cerebro. Puede ser originado por un fallo en la neurotransmisión cerebral, específicamente en una de las sustancias sintetizada en las neuronas, la serotonina, encargada de transportar mensajes neuronales entre las células cerebrales que aparentemente regulan el comportamiento repetitivo.
Factores psicológicos, y del medio ambiente, que causan tensión nerviosa puedan empeorar los síntomas. La herencia genética también parece ser un factor muy fuerte.
Por ser una enfermedad es requerida la ayuda de expertos, quienes señalan que existen tratamientos para erradicar o reducir los efectos de esta enfermedad, bien empleando terapias farmacológicas que afectan a la química cerebral (Serotonina), por ser los más efectivos, bien con terapias para modificar el comportamiento, en los que se enseña al paciente métodos para reducir su ansiedad y malestar, así como eliminar sus rituales compulsivos. Una combinación de ambos es lo que cuenta con mayores resultados de superación de la enfermedad.
En casos de TOC muy graves que no responden a ningún tratamiento, se usan desde hace algún tiempo técnicas neuroquirúrgicas, que consisten en implantar en el paciente dos microchips en el cerebro y una batería de litio bajo la piel. Estos dispositivos envían impulsos eléctricos dirigidos a la unión del lóbulo frontal con el tálamo, con el fin de frenar las ideas obsesivas.
Y eso es precisamente lo que Molina está buscando a través de una psicocirugía, que no logra una cura total para la enfermedad pero se reduce en un alto porcentaje. Está esperando respuesta de profesionales en siquiatría de México y Chile.
“Esta psicocirugía tiene un costo que oscila entre 35 mil y 45 mil dólares y yo no cuento con esos recursos; por eso hago un llamado a la comunidad latina para que puedan ayudarme a completar el costo de la cirugía”, puntualizó Molina quien además sufre de una depresión crónica.
Para contactarse con Ángel Molina se puede llamar a los teléfonos: o11-503-7306-1667 ó al 011- 503-7848-3500.  Por e-mail: angel.molina@ues.edu.sv. Tiene una cuenta de ahorro en el Banco Agrícola y el número es: 104 048 6004. En el área de Washington los depósitos para Banco Agrícola pueden hacerse en «Sigue» la agencia de envíos que antes fue Banagrícola.
 

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