Foto familiar
Por El Tío Yanko (que es como me llamaba Cristian)
Desde Virginia, Estados Unidos, 10 de mayo de 2024.- La muerte de Cristian me caló hondo. Y, a raíz de este inmenso mazazo, somos varios, sean parientes cercanos o “importados” que desde esta mañana (mediodía para mí) no hemos podido dejar de recordar su sonrisa dulce, la cual supo mantener desde niño.
Su sonrisa es la vibrante verdad de Cristian adulto, del niño y el jovencito, que siempre corrió en paralelo a “sus cosas o sus atávicos momentos” que —anda saber porqué— hoy lo desafectó de la fragilidad de la vida. Y como la muerte se nos presenta de frente o de costado, también nos pega duro. Y hace que me pregunte, ahora con mis 59 años: ‘¿Cuánto más viviré… 20 años o tan solo 15?’ No lo sé, pero esta sensación de cristalería me obliga a decir que quizás estoy viviendo tiempos de descuentos. Y tenemos la obligación, como decía Violeta Parra, de ser felices. De perder menos el tiempo, de querer vivir más, de querer mejor la vida, de honrarla, para que no sea un simple impulso ciego.

Cuando se muere alguien muy querido, uno dice ¡cómo puede ser!, pero cuando muere alguien de 52 años, la edad de Cristian, un hombre joven, aunque tengas la impresión de que él vivió 104 años, te das cuenta que la edad nunca es real. Hoy, por ejemplo, me levanté con 12 años, y a mediodía, después de enterarme de la trágica noticia venida desde Chile, pensé que tenía 65 años. Después, más tarde, cuando escribía estas líneas, recordando a Cristian adolescente, volví a tener 20, pero finalmente esta noche me doy cuenta que tengo 59 años.
Quizás, así mismo se sintió Cristian esta mañana…. Y ya no importa qué fue lo que pasó por su cabeza… porque ahora sabemos que lo que siempre atesoraremos, será su eterna sonrisa. Todos aquellos que lo quisieron de cerca, y de lejos, pero sobretodo los que sintieron en Cristian el gesto de buen hermano, el apasionado amor por su padre Tulio, y de su inmensa e incondicional lealtad y amor con su madre Soledad… Y todo eso está bien, porque ayuda a extinguir el dolor que ahoga a sus seres queridos, sus hijos, su esposa, quienes casi sin aire exclamarán con dolor todo lo que vamos a extrañar a nuestro querido Cristian.