El levantamiento de Black Lives Matter continuó durante el fin de semana del 4 de julio.
En Washington D.C., manifestantes marcharon el sábado por la Explanada Nacional hasta el Parque Lafayette, cerca de la Casa Blanca, antes del evento de fuegos artificiales del 4 de julio organizado por el presidente Donald Trump. Esto es lo que dijo Cherish, de 18 años de edad, una de las activistas en la marcha.
Cherish: “¿Qué nos han dado? Nos dieron nuevas leyes que nos esclavizaron con un nombre diferente… Estoy harta. Estoy cansada de salir a gritar lo mismo. Quiero ver un cambio. ¿Saben dónde comienza el cambio?”.
Manifestante: “Con nosotros”.
Cherish: “[El cambio] comienza con nosotros”.
En la ciudad de Baltimore, en el estado Maryland, manifestantes derribaron una estatua de Cristóbal Colón el sábado por la noche y la tiraron al agua del puerto. La estatua estaba en pie desde 1984, cuando fue inaugurada por el entonces presidente Ronald Reagan.
En en el estado de Georgia, manifestantes fuertemente armados (la mayoría de ellos afroestadounidenses) marcharon en el parque Stone Mountain el 4 de julio para exigir la retirada de un gigantesco monumento de líderes confederados, tallado en la ladera de la montaña de piedra.
En Des Moines, la capital del estado de Iowa, cientos de personas se manifestaron el sábado en el Capitolio estatal para exigir la eliminación de monumentos que glorifican la supremacía blanca, incluida una estatua que representa a una persona indígena sentada debajo de un colonizador blanco.
En la ciudad de Portland, en el estado de Oregón, una protesta del 4 de julio fue catalogada como disturbio por la Policía, que disparó gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes, algunos de los cuales dispararon fuegos artificiales comerciales contra un juzgado federal y una cárcel del centro de la ciudad. Al menos 13 personas fueron arrestadas.