La activista Sonia Umanzor (3era. de izq. a der.) se dispone a recibir un reconocimiento por parte de Margin Medrano y Bessy Granados. A la derecha Roberto Pérez. Foto Ramón Jiménez.
Por Ramón Jiménez
El Comité de Solidaridad Monseñor Romero de Washington, D.C. es una de la organizaciones comunitarias de la región metropolitana de la capital estadounidense que nunca para de trabajar.
Mes a mes se les ve realizando todo tipo de actividades para hacer llegar fondos a las arcas de esa organización y continuar aportando ayuda financiera a comunidades de escasos recursos económicos en diferentes países que va desde México y Centroamérica hasta Sudamérica.
“Aunque en un principio la Iglesia Católica de Washington trató de bloquear al Comité Monseñor Romero ya cumplimos 17 años”, enfatizó el sacerdote Vidal Antonio Rivas, párroco de la Iglesia Episcopal San Mateo, de Hyattsville, Maryland, quien fue uno de los fundadores junto a un grupo de feligreses que en esa época asistían a la Iglesia Católica San Gabriel en Washington, D.C.

Durante un cena de gala que tuvo lugar el pasado fin de semana la memoria de Monseñor Romero resaltó con mayor énfasis, después que hace pocos días fue llevado a los altares por el Vaticano, después de un largo y espinoso proceso, que tuvo muchas voces en contra —incluso por los miembros de la Conferencia Episcopal de El Salvador y el Episcopado— así como de embajadores acreditados en Roma, grupos de poder de ese país centroamericano y cardenales con gran influencia en los asuntos de la Santa Sede.

“El pueblo salvadoreño ya lo había santificado hace casi cuarenta años; Roma solamente lo ratificó este 14 de octubre”, dijo el uruguayo Tony Brun, quien fue el ponente principal del evento celebrado en Washington Ethical Society.
“Estando muerto todavía hablan sus palabras, se quedan y se propagan”, agregó, mientras pidió a los asistentes no ser víctimas del nuevo SIDA: Síndrome de insensibilidad dócilmente adquirido “el nuevo Sida que nos hace crueles y sin piedad”.
“El llamado es que se conviertan en humanos de buen corazón”, apuntó.


