Diez años de impunidad en muerte de activista

Gilberto Soto-unnamed

Hace diez años, Gilberto Soto, el representante de la división portuaria del sindicato estadounidense los Teamsters, fue asesinado en Usulután, El Salvador.

Soto, un ciudadano estadounidense, había regresado a su país natal para reunirse con líderes del movimiento sindical centroamericano y transportistas de carga portuaria, y para documentar violaciones de derechos laborales. Su asesinato queda en la impunidad. Esta semana, CISPES conmemora Gilberto y se une a la llamada internacional para justicia en el caso de su asesinato.

Abajo está el texto de una carta que fue publicada ayer en el periódico de mayor circulación en El Salvador. Haga clic aquí para descargar una copia de la carta y aquí para ver un video conmemorando el décimo aniversario del asesinato de Gilberto.

¿Impunidad o Justicia?

Una carta abierta a: Luis Martínez, Fiscal General, El Salvador

 

“Sólo tenía dos años de edad cuando mi padre fue asesinado a tiros frente a la casa de mi abuela en Usulután. Tres disparos terminaron con su vida y destrozaron la mía. ¿Quién mató a mi padre? ¿No merezco saberlo?”

–MARIANA SOTO LAREDO, 12 AÑOS

 

El líder sindical de los Teamsters, Gilberto Soto, era un ciudadano estadounidense naturalizado quien en 2004 viajó a ElSalvador, su lugar de nacimiento, para reunirse con los sindicatos de transporte del área. Hoy se cumplen 10 años de su asesinato, y su muerte sigue sin resolverse.

De acuerdo con las investigaciones realizadas por el Procurador de Derechos Humanos (PDDH) y el Instituto de Derechos Humanos de la UCA (IDHUCA):

  • Ese viernes por la noche, tres hombres dispararon a Gilberto Soto por la espalda. Los asesinos no se llevaron nada–ni el reloj, ni la billetera ni su teléfono celular.
  • La policía no acordonó la escena del crimen ni tomó medidas para proteger la evidencia, incluida la bicicleta que uno de los hombres armados dejó atrás, y nunca hicieron pruebas de la existencia de huellas dactilares.
  • Pocos días después, el Ministro del Interior de El Salvador declaró que Gilberto no fue asesinado por un escuadrón de la muerte—y eso sin que nadie hubiera dicho que ese fuera el caso.
  • Dos semanas después, en un desayuno privado celebrado en el hotel Hay-Adams en Washington, René León, embajador de El Salvador en los Estados Unidos, dijo a los dirigentes sindicales estadounidenses que la policía se negaba siempre a enviarle una copia de su informe.
  • Por otro lado, la defensora de la PDDH, Dra. Beatrice Alamanni de Carrillo, reveló que la Policía Nacional Civil (PNC) le negó su derecho constitucional de inspeccionar sus archivos y de seguir el avance de la investigación. La Dra. Alamanni de Carrillo y miembros de su personal también recibieron amenazas de muerte.
  • Poco después, la PNC arrestó a tres «miembros de pandillas», sometiéndolos a torturas sexuales con el objeto se sacarles una confesión que diera la impresión de comprobar que simplemente se trataba de un “delito común”, tal como lo afirmaba el gobierno.
  • El hecho de que la investigadora de la PDDH Zaira Navas se presentara con un médico para documentar la tortura permitió que los prisioneros torturados se retractaran de sus declaraciones, motivo por el cual ella fue perseguida por el Fiscal General hasta el punto de verse obligada a renunciar a su cargo

 

De acuerdo con Juan Méndez, Relator Especial de las Naciones Unidas para la Tortura, “Es de vital importancia para una nación desgarrada por crímenes contra los derechos humanos descubrir y revelar la verdad con el fin de hacer la transición a una auténtica reconciliación”.

Por el bien de los hijos de Gilberto Soto, por el bien de los trabajadores de El Salvador, por el bien del alma de la nación, le pedimos que se vuelva a abrir este y otros casos emblemáticos de la violación de los derechos humanos. Le instamos a trabajar en colaboración con la PDDH y con organizaciones independientes de derechos humanos para identificar a los que ordenaron estos crímenes y a los que los encubrieron.

 

James Hoffa

General President

International Brotherhood of Teamsters

 

Geoff Thale

Program Director

Washington Office on Latin America

 

Gastón Chillier

Director Ejecutivo

Centro de Estudios Legales y Sociales

Buenos Aires, Argentina

 

Tyler Giannini

Co-Director

International Human Rights Clinic

Harvard Law School

 

Laurel E. Fletcher

Director

International Human Rights Law Clinic

University of California Berkeley

 

Leonel G. Rivero Rodríguez

Coordinador General

Defensa Estratégica en Derechos Humanos

México City, México

 

Viviana Krsticevic

Executive Director

Center for Justice and International Law

Washington, DC

 

Livingstone Sewanyana

Executive Director

Foundation for Human Rights Initiative

Kampala, Uganda

 

Richard Trumka

President

AFL-CIO

 

James J. Silk

Director

Lowenstein International Human Rights Clinic

Yale Law School

 

Lance Compa

Professor of International Labor and

Human Rights Law

Cornell University

New York

 

Martín Sigal

Director

Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia

Universidad de Buenos Aries

Argentina

 

Richard J. Wilson

Director

International Human Rights Law Clinic

American University

Washington, DC

 

Knud Foldschack

Advokat

Copenhagen

Denmark

 

Ron Carver

Associate Fellow

Institute for Policy Studies

Washington, DC

 

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