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Por Gerardo Chicas*
Dejar el país de uno es estar consciente de la desintegración familiar. El sueño americano es soñar con superarse materialmente y de forma personal.
Aunque en algunos casos el arriesgado viaje incluye a la familia, es un sueño que no deja de ser incierto a lo largo del camino, que cada día se llena de más delincuencia organizada y donde muchos mueren cada año en el escabroso trayecto.


La persona que viaja está consciente que el camino representa un verdadero riesgo mortal; que se suma a la deuda de varios años, dinero prestado que pudo invertir en su país de origen y probar la suerte con un negocio propio, que pueda crecer y ayudar a más personas en su comunidad.
¿Dentro de cuál esquema está tu sueño americano? Está constituido por etapas a cumplir o el que determinaste buscar cuando saliste de tu país, como ayudar a tus padres con un monto estipulado cada mes, considerando que con eso se solventa el pago de energía, electricidad, agua y algunas semanas de despensa, y tomando en cuenta que tus padres son el mayor compromiso que tienes en la vida después de tu propia familia.

Visualizar tener a tu familia en unos 5 años, cuando concluya tu préstamo hipotecario o de algún familiar que ha decidido ayudarte a pagar al coyote o viajero —como se denomina en tu país—. De igual manera, alguna vez prometiste «algo» a un hermano o amigo cuando te despediste al salir de tu patria, porque en la mente de esa persona vivirá por años esa promesa.
¿Cuántas cosas has completado al cumplir 6 o 10 años en el país norteamericano? Has soñado que tus hijos se puedan desarrollar a un alto nivel en las diferentes ramas y oportunidades profesionales que ofrece Estados Unidos, para que no se quede en aquel concepto corto que tu hijo participó en cierta actividad.

Cuántos salvadoreños o nacionales de otros países llevan el deseo de ser grandes empresarios, no solamente vivir con un empleo y un oficio para repetir aquella típica expresión centroamericana «coyol quebrado, coyol comido».
Tendría que crecer más la ambición del sueño americano, como la admirable apuesta de nuestros hermanos de la diáspora que invierten su dinero en zonas turísticas de nuestro país, El Salvador.
Puede caber la posibilidad de que cada compatriota que busca el sueño americano, sea parte de una diáspora que realmente busque cambios para su país de origen; y pueda ser parte de una buena organización que lleve desarrollo a muchas comunidades olvidadas o pueblos donde difícilmente llega el desarrollo.
Somos conscientes de que nuestros hermanos recién llegados al norte necesitan de tu apoyo, una simple referencia o un aventón a su nueva “chamba”.
Soñaste con regresar a tu país y empezar un negocio o regresar a aquella casita que compraste con mucho esfuerzo, limitándote de vivir cómodamente en el gran país del Tío Sam.

Se podría soñar con un retiro o pensión en ese gran país, o verse obligado a regresar al tuyo por qué la pensión no cubre totalmente un estilo de vida que se pueda tener en el país norteamericano, o esperar la buena bondad de tus hijos dónde te puedan otorgar un espacio en sus casas.
Podrías, también, hacer uso del «Medicare» en tu vejez, porque tu país no tiene las condiciones necesarias o de calidad para conllevar ciertas enfermedades.
Se deberían estipular todos los esquemas dentro de un solo objetivo, para definir en qué consiste el sueño americano.
Las trece estrellas impresas en la bandera estadounidense seguirán inspirándose tus sueños y visualizando un mejor estilo de vida, evitando el tercermundismo de tus comunidades o barrios.
*Gerardo Chicas reside en la ciudad de San Miguel, El Salvador.