El huracán Irma y el socialismo

Estuvimos en Cuba (para participar del Evento Internacional organizado por el Instituto Cubano de Radio y Televisión) antes, durante y después del impacto del huracán Irma. Podemos abordar el análisis desde lo político, lo medio ambiental, la defensa civil, lo ideológico; sin embargo nos interesa compartir la experiencia desde lo comunicacional, sabiendo de antemano que todos esos temas mencionados atravesarán nuestro comentario.

Telesur planteó la centralidad del problema: los modelos en pugna. Un huracán es un fenómeno de la naturaleza al cual no se lo puede acusar de pro ruso, extremista, aliado de los chinos, cercano a la CIA o latinoamericanista. Quizás si ahondamos en las causas del por qué son cada vez más potentes, de mayor duración y capacidad de daño, todos tendríamos que empezar a mirar a las consecuencias del capitalismo sobre el medio ambiente que tan claramente advirtiera Fidel hace ya muchos años.

Para que se tenga idea de las proporciones y para que hagamos cada uno un ejercicio en la ciudad y región donde habitamos es necesario aclarar que el diámetro de Irma era de aproximadamente 315 km, 115 de los cuáles estaban formado por el núcleo y sus vientos huracanados. El resto –tormenta tropical- contenía vientos de hasta 119 km., aunque las ráfagas podían ser mayores en algunos casos.

Los cubanos están organizados. Cada institución, en cuestiones tan diversas como salud, educación, cultura, producción, biología, turismo, etc. sabe lo que tiene que hacer ante cada fase (informativa- alerta- alarma- recuperación) a la cual se entra a medida que el Huracán se acerca.

El Servicio de Meteorología con radares diseminados a lo largo de la Isla es una herramienta de comunicación en sí misma, ya sea a través de medios audiovisuales, sonoros, diarios o en la web. Tiene un respeto ganado entre los cubanos que lo transforman en una referencia. A partir de allí se toman decisiones y la gente sabe que no le mienten.

Lo valioso es la vida. Ese es el contenido que todos los periodistas de cualquier espacio comunicacional planteaban permanentemente para advertir a hombres y mujeres de las consecuencias del fenómeno que se avecinaba, para jerarquizar lo principal de lo secundario. Desde ese marco se preserva el patrimonio histórico, las escuelas, los hospitales, los centros productivos, los elementos tecnológicos. Se desarman antenas, se ponen bolsas de arena sobre los techos y se trasladan delfines a sitios de antemano preparados para recibirlos.

Cuando las previsiones hablaron de la gravedad de lo por venir, 120 colectivos evacuaron 5000 turistas en un día y después se conoció que la totalidad de visitantes vacacionales retirados de los lugares de descanso fue superior a las 10.000 personas.

Hubo centenares de miles de evacuados en dos modalidades: los auto evacuados y aquellos que fueron a refugios preparados especialmente donde había comida, ropa y atención médica suficiente. Todo está planificado.

De esto y mucho más, especialmente de contar sobre las consecuencias o afectaciones de Irma se encargaron decenas de periodistas – en su gran mayoría abrumadoramente jóvenes – de hablar sencillo, jugados en mostrar lo que pasaba apenas las condiciones del tiempo lo permitían o que quedaron “atrapados” en el centro de la contingencia climática.

Existe una cartilla familiar para explicar cómo actuar, en caso de desastres naturales y que elementos deben utilizarse y priorizarse. El Diario Granma la publicó, también, en los días previos.

Las herramientas en función de todos estos valores y procedimientos son: la radio, la televisión (en las horas más críticas todas las emisoras entraron en cadena), los diarios, las redes, la web, los teléfonos (porque en muchos casos no había imágenes pero sí información al instante ya sea desde celulares o fijos) y los radioaficionados. Cuando todo esto no podía ser utilizado se recurría a autos parlantes, pero por sobre todo la comunicación cubana sigue resaltando el valor de la palabra, el mano a mano.

La escena de un rescatista en La Habana explicando en la tele su discusión en horas de la madrugada con una familia que debía evacuarse con la naturalidad pero el dramatismo que el caso tenía, marca también un rasgo, pero sobre todo un criterio de construcción de contenidos altamente valorable.

Por supuesto que al día siguiente, y ya con los efectos concretos, muchos cubanos en las plazas y calles planteaban que, en el próximo, se debía ser más duros a la hora de las evacuaciones.

La gente analizaba en sus lugares de trabajo el listado de las víctimas fatales caso por caso y evaluaba la situación o debatía si la poda de árboles había sido realizada correctamente y muchos expresaban la necesidad de rediscutir esto muy puntualmente. Es decir, un proceso de comunicación popular que seguramente encontrará cauce en los Comités de Defensa de la Revolución, en las estructuras del Partido o en las áreas específicas de los Ministerios, pero que fluye vital y espontáneamente como mecánica participativa incorporada en la cotidianeidad de la población.

Las limitaciones técnicas son reemplazadas por una militancia comunicacional absolutamente comprometida con la dignidad humana, con los intereses populares.

Todo esto lo vivimos observando medios y escuchando a muchísimos habitantes de la capital del país y de los lugares pequeños más recónditos, donde la realidad que estaban atravesando era abordada con igual importancia por los distintos periodistas.

El otro modelo es el de Miami, del Estado de Florida para ser más precisos. Una sociedad construida en “el sálvese quien pueda”. Reflejada en esas largas colas de autos yéndose a algún lugar y miles de personas que se quedan allí, sin que se vea al Estado intervenir de manera directa.

Telesur, con su corresponsal, puso en evidencia también las contradicciones entre los distintos niveles de gobierno –local y estadual- y donde la persona quedaba librada a su suerte. Si bien el ojo del Huracán afectó muchas ciudades, el hecho de que se haya corrido hacia el Oeste de la propia Florida, impidió que impactara de forma directa en su principal centro turístico y económico. En el interior tanto en ciudades grandes como pequeñas los daños fueron mucho más graves que las imágenes que por 48 o 72 horas difundió CNN u otras cadenas.

Cuando las predicciones se cumplían paso a paso y ya se sabía que a diferencia de anteriores, este fenómeno no iba a perder intensidad, el Gobernador decretó el “toque de queda”.

Pudimos observar cómo funciona un Estado capitalista, ícono para muchos referentes económicos, culturales, y políticos de la mayoría de los países de América Latina y por otro lado, como un pueblo y su Gobierno, enfrentan colectivamente a la adversidad, sin los recursos tecnológicos, materiales y económicos de los que se hace alarde a pocas millas de allí; pero por sobre todo, la dimensión de la vida humana en el centro de la escena y la construcción colectiva aún ante las limitaciones de su propio desarrollo y las más graves amenazas climáticas; es decir, el socialismo evitó una catástrofe humanitaria en Cuba.

Hemos tenido un aprendizaje y deseamos de esta forma, compartirlo.

RED DE COMUNICADORES DEL MERCOSUR

Fuente: Alai/América Latina en Movimiento

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