Foto cortesía NDLON
Por Nadia Marín-Molina*
El país está despertando. Los ciudadanos ven con sus propios ojos el terror y la intimidación violenta que la administración Trump está infligiendo a las comunidades inmigrantes.
Y están contraatacando pacífica pero furiosamente.
NPR informó recientemente sobre el caos causado por una redada de inmigración en San Diego:
“Un video compartido en las redes sociales y en las noticias locales muestra a agentes armados y enmascarados con equipo táctico completo invadiendo el área cercana a un popular restaurante italiano llamado Buona Forchetta el viernes por la tarde.
Una multitud se reúne, grabando y gritando en protesta, rodeando coches y furgonetas de detención. Entonces, una explosión momentánea de lo que parece ser una granada aturdidora levanta una columna de humo que se extiende por la calle.
En un pequeño pueblo de Misuri, los residentes están consternados y furiosos por el arresto de una de sus vecinas, una madre que trabaja como camarera y limpiadora de casas. Han realizado vigilias de oración, firmado peticiones y recaudado fondos para Ming Li Hui, conocida como Carol.
Son gente común, transeúntes, ciudadanos comunes. Humanos decentes que se oponen a las tácticas y la brutalidad de la policía secreta.
Las botas militares han estado pisoteando el país desde que el gobierno asumió el cargo en enero. Familias, niños, profesores, empresarios, sindicalistas: inmigrantes de todas las edades y condiciones sociales están siendo agarrados, atados con bridas y metidos a la fuerza en camionetas. En Tallahassee, Florida, agentes federales y la Patrulla de Carreteras de Florida se unieron a otras agencias estatales y federales para arrestar a más de 100 trabajadores en una obra en construcción frente a la Universidad Estatal de Florida.
Paralizaron arbitrariamente la construcción de viviendas para estudiantes en una de las principales universidades de investigación de Florida. El Tallahassee Democrat informó: «Los agentes terminaron de detener a las personas alrededor de la 1:30 p. m., dejando la obra en ruinas».
La realidad de la deportación masiva está golpeando con fuerza a quienes no temen la deportación. El panorama es más claro que nunca. El peligro está aquí. Todos, inmigrantes o no, ciudadanos o no, tenemos motivos para temer la pérdida de la democracia, de los derechos humanos y civiles, de las libertades que dimos por sentadas durante tanto tiempo. La libertad de expresión, de reunión, de vivir y trabajar sin miedo.
Ante la creciente reacción nacional contra la brutalidad de ICE, ¿nos ayudarías a continuar la lucha por la justicia donando a nuestro Fondo de Defensa del Inmigrante ? Tu apoyo no solo financiará la defensa legal de las comunidades inmigrantes que sufren ataques, sino que también ayudará a fortalecer la organización comunitaria y la defensa pública. En estos momentos de urgencia, tu apoyo es un poderoso acto de solidaridad; gracias por apoyarnos. Solo el pueblo salva al pueblo.
*Nadia Marín-Molina
Codirector, NDLON