¿Es Obama un riesgo para su propio partido?

Obama no ha sido protagonista de la campaña electoral y ha preferido tener un papel más modesto. Foto: AFP/BBC.
Obama no ha sido protagonista de la campaña electoral y ha preferido tener un papel más modesto. Foto: AFP/BBC.

Por Thomas Sparrow

Cuando a Alison Lundergan Grimes, una candidata al Senado de Estados Unidos, le han preguntado si en las elecciones presidenciales votó por Barack Obama, ella se ha visto en aprietos para dar una respuesta.

Grimes ha citado «la santidad de las urnas», ha enfatizado sus vínculos con Hillary Clinton y ha dicho que el mandatario no forma parte de estas elecciones de mitad de periodo, que se realizarán el próximo 4 de noviembre.

Este rechazo no habría llamado tanto la atención en el país de no ser porque Grimes es demócrata, es decir, pertenece al mismo partido del presidente.

Eso sin contar que está compitiendo en Kentucky contra uno de los opositores del mandatario de más alto rango, el actual líder republicano del Senado, Mitch McConnell, en una de las carreras más importantes para determinar qué partido se quedará con el premio mayor de las elecciones: el control de esa cámara, que actualmente es demócrata.

Si los republicanos, que actualmente controlan la Cámara de Representantes, también obtienen la mayoría en el Senado, el presidente Obama quedaría con problemas considerables para aprobar cualquier política significativa en sus últimos dos años en la Casa Blanca.

Grimes no es la única candidata de ese partido que ha tenido dificultades a la hora de decidir si quiere el apoyo del presidente, un tema que ha sido usado como munición por los republicanos.

En otro caso, el senador Mark Udall, de Colorado, se negó a responder claramente a principios de año si quería que el presidente lo acompañara en la campaña y luego, en julio, decidió ausentarse de un acto en el que Obama le dio su visto bueno.

¿A qué se debe que candidatos como Grimes y Udall no quieran ser vinculados a Obama?

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«Una carga» para su partido

La principal razón está en los niveles bajos de aprobación del presidente, que rondan el 40% a nivel nacional y son incluso más bajos en algunos de los estados clave en la contienda electoral.

De ahí que varios candidatos no estén muy convencidos de recibir el apoyo del presidente en sus propias campañas, pues en vez de ser beneficioso podría terminar generándoles el efecto contrario.

Alison Lundergan Grimes se ha negado a confirmar si votó o no por Obama en las últimas elecciones presidenciales. Foto: AP/BBC.
Alison Lundergan Grimes se ha negado a confirmar si votó o no por Obama en las últimas elecciones presidenciales. Foto: AP/BBC.

Obama «es una carga para miembros de su partido que son de estados que no votaron por él en la elección pasada e incluso en algunos estados donde él sí ganó pero ahora es más impopular», le dice a BBC Mundo Michele Swers, profesora del Departamento de Gobierno de la Universidad de Georgetown, en Washington.

Foto: AP/BBC.
Foto: AP/BBC.

Swers enfatiza que Obama por ello ha tratado de hacer campaña en los estados y ciudades donde es popular y donde puede lograr el aval de grupos que no tienden a votar tanto en elecciones de mitad de periodo pero generalmente lo acompañan, como los negros y los jóvenes.

Así, el presidente estuvo recientemente en dos estados que tienden a votar demócrata: Maryland (donde su candidato a gobernador, Anthony G Brown, tiene una amplia ventaja) y en Illinois, el estado al que representó cuando fue senador.

En Maryland, algunos de los asistentes dejaron el escenario antes de que Obama terminara de hablar, lo que fue analizado por comentaristas como una prueba más de los problemas de popularidad que enfrenta.

Del mismo modo, el mandatario ha puesto un énfasis particular en asistir a decenas de eventos en los que se recolectan fondos para las campañas, incluyendo uno en la casa de la actriz Gwyneth Paltrow, en Los Ángeles.

Apoyo de Obama

Esta situación no es exclusiva de Obama, como le explica a BBC Mundo Matt Dallek, experto en historia presidencial estadounidense de la Universidad George Washington, ubicada en la capital.

El senador Mark Udall se vio en aprietos para responder si quería que Obama hiciera campaña por él. Foto: AP/BBC.
El senador Mark Udall se vio en aprietos para responder si quería que Obama hiciera campaña por él. Foto: AP/BBC.

Dallek recuerda que los últimos mandatarios también han tenido momentos electorales en los que han sido una carga: Bill Clinton, en 1994, cuando los republicanos tomaron el control del Congreso, y George W Bush, en 2006, que resultó en una amplia victoria para los demócratas.

 

Acá no se trata de herir mis sentimientos. Ellos son mis aliados fuertes y simpatizantes. Yo les dije: ‘Hagan lo que tengan que hacer para ganar, yo seré el responsable de asegurar que nuestros votantes salgan.

Barack Obama

Por su parte, el presidente Obama reconoció esta semana que en muchos de los estados en contienda él no ganó en comicios anteriores y para los candidatos es difícil invitarlo porque el tema será usado por los republicanos en su contra.

Obama agregó que, a pesar del rechazo de algunos de sus copartidarios, él los seguirá apoyando.

«En conclusión, estas son personas que votaron conmigo. Han apoyado mi agenda en el Congreso», dijo Obama, cuyos comentarios han sido analizados como un eventual problema para los contendientes que quieren distanciarse de él.

«Así que acá no se trata de herir mis sentimientos. Ellos son mis aliados fuertes y simpatizantes. Yo les dije: ‘Hagan lo que tengan que hacer para ganar, yo seré el responsable de asegurar que nuestros votantes salgan».

Lograr esa participación será un reto fundamental de los demócratas cuando faltan dos semanas para las elecciones del 4 de noviembre, en las que está en juego el control del Senado y, en el caso del presidente Obama, cómo será la etapa final de su mandato.

Fuente: BBC Mundo

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