El Gobierno de El Salvador, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, expresó su regocijo ante el reconocimiento que la iglesia Católica ha hecho del martirio, por odio a la fe, del Arzobispo de San Salvador, Monseñor Óscar Arnulfo Romero.
“Sabemos que este reconocimiento, emanado del Congreso de Teólogos de la Congregación para las Causas de los Santos, constituye un paso decisivo para el proceso de beatificación de nuestro arzobispo mártir, por lo que expresamos nuestro júbilo como gobierno, el cual compartimos con todo el pueblo salvadoreño y latinoamericano”, expresó el canciller de la república, Hugo Martínez.
Este veredicto que reconoce su martirio constituye un avance significativo en el camino hacia la beatificación, iniciado en 1994 por las autoridades eclesiásticas salvadoreñas y que llegó a la Santa Sede en 1997, recordó el canciller Martínez.
Tras este importante paso, se estará a la espera de la aprobación en el Congreso de los Obispos y Cardenales, quienes finalmente pedirán el visto bueno del Papa Francisco para ordenar la beatificación, según dicta la norma canónica.
El reconocimiento oficial del martirio de monseñor Romero que ha hecho el Vaticano es “el primer paso seguro” en el camino a su pronta beatificación, consideró por su parte el presidente de la República, Salvador Sánchez Cerén.
El gobernante expresó su felicidad por la decisión adoptada por la Congregación para las Causas de los Santos, que reconoció el martirio del arzobispo de San Salvador.
“Hay un reconocimiento formal por parte de la Iglesia del martirio de monseñor Romero”, expresó el gobernante al compartir la noticia durante una declaración a la prensa realizada junto a los miembros de su Gabinete Económico y Financiero, con quienes ha sostenido una reunión de trabajo.
El presidente de la República consideró que este hecho es “es el primer paso seguro para el camino de la beatificación” del religioso salvadoreño, asesinado el 24 de marzo de 1980.
El jefe de Estado anunció que si el Vaticano declara santo a monseñor Romero y ante la posibilidad de que la beatificación se pueda realizar en El Salvador, su gobierno organizará una celebración en la que se invitará a los presidentes de toda América Latina para que puedan compartir con el pueblo salvadoreño la alegría de este suceso.