Los precios mundiales de los alimentos aumentaron un 10% en julio respecto del mes anterior y el maíz y la soya se encumbran a niveles históricos debido a un verano seco y altas temperaturas sin precedentes tanto en Estados Unidos como en Europa oriental, según la última edición del informe Alerta sobre precios de los alimentos del Grupo del Banco Mundial (GBM).
Entre junio y julio, los valores del maíz y del trigo se incrementaron en 25% cada uno, los frijoles de soja en 17% y solo el arroz se redujo en 4%. En general, el Índice de precios de los alimentos del Banco, que registra los valores de los productos alimenticios básicos en el mercado internacional, fue un 6% más alto que en julio de 2011 y un 1% superior al punto máximo alcanzado en febrero de ese mismo año.
“Los precios de los alimentos volvieron a subir bruscamente y amenazan la salud y el bienestar de millones de personas”, dijo el presidente del Grupo del Banco Mundial, Jim Yong Kim. “Los habitantes de África y Oriente Medio son especialmente vulnerables, pero esta situación afecta asimismo a otros países donde los cereales aumentaron de forma abrupta”.
Según la Alerta sobre precios de los alimentos, las condiciones climáticas son una causa importante de las bruscas alzas internacionales registradas en julio. La sequía que afectó a Estados Unidos –mayor exportador mundial de maíz y frijol de soya- provocó daños masivos en los cultivos de verano de estos productos. Al mismo tiempo, la escasez de lluvias en la Federación de Rusia, Ucrania y Kazajstán contribuyó a las pérdidas en las producciones proyectadas de trigo.
Los abruptos aumentos de los precios de los alimentos alteraron negativamente las proyecciones favorables en este sentido para el año. Expertos del Banco Mundial no pronostican actualmente una repetición de la crisis de 2008, sin embargo, factores negativos –tales como, la aplicación de políticas para enfrentar el pánico por parte de los países exportadores, un severo fenómeno climático de El Niño, malas cosechas en el hemisferio sur o fuertes aumentos en los precios de la energía-, podrían provocar alzas en los precios de los cereales más significativas aún como las registradas hace cuatro años.
La falta de lluvias tiene graves efectos en la economía, nutrición y pobreza. En Malawi, por ejemplo, se proyecta que una futura gran sequía –como las que se observaban una vez cada 25 años– podría incrementar la pobreza en 17% e impactar especialmente a las comunidades rurales pobres. En el caso de India, las enormes pérdidas sufridas a raíz de sequías ocurridas entre 1971 y 2002 redujeron el ingreso familiar anual entre 60% y 80% en los lugares afectados.
Según la Alerta sobre precios de los alimentos, estos se mantendrán altos e inestables en el largo plazo debido a una creciente incertidumbre en torno a la oferta, una mayor demanda de una población que va en aumento y una baja capacidad de respuesta del sistema alimentario.