Por Isaac Cohen*
La semana pasada, fue recibida positivamente la noticia de que, en abril, los precios al consumidor en Estados Unidos aumentaron levemente.
El Departamento de Trabajo informó que el índice de precios al consumidor aumentó 0,3 por ciento en abril, o 2 por ciento en comparación con el año pasado. Asimismo, otros indicadores se estaban moviendo en la misma dirección. En abril, hubo un aumento de 0,6 por ciento en los precios a los productores, así como una disminución en el número de peticiones primerizas de beneficios del seguro de desempleo. Junto a la vigorosa creación de empleo en abril, todos estos indicadores confirmaron que la economía estadounidense ha salido de la caída invernal del primer trimestre de este año.
Es cierto, no deben derivarse conclusiones de cifras de un mes. Sin embargo, lo que puede decirse es que el desempeño económico en Estados Unidos contrasta con el espectro de deflación que ha retornado a Europa, o con los quince años de círculo vicioso deflacionario, del cual parece estarse recuperando finalmente la economía japonesa.
Estos indicadores también generan interrogantes, si la inflación en Estados Unidos se está moviendo hacia el objetivo de 2 por ciento. El Profesor de Harvard Martin Feldstein, en una columna reciente publicada en el Wall Street Journal, dijo que la Reserva Federal debe principiar a decir cómo impedirá o revertirá la inflación, si ésta amenaza con exceder la meta de 2 por ciento.