“La negritud está en El Salvador”, afirman activistas de la Fundación AFROOS

Ana Yensi Lemus (al micrófono) y Danielle Parada durante su participación en la Biblioteca de Mount Pleasant. Foto: Ramón Jiménez.

Por Ramón Jiménez

Activistas de la fundación Afrodescendientes Organizados Salvadoreños (AFROOS) reiteraron que durante siglos tanto el Estado como los gobiernos de El Salvador —incluyendo la actual administración del presidente Nayib Bukele—, han sido negacionistas con relación a la existencia de salvadoreños de raíces africanas en ese país centroamericano.

“Como AFROOS estamos comprometidos de continuar la lucha, para que el Estado salvadoreño salde su deuda histórica, reconociendo la existencia y derechos de la población afrosalvadoreña”, señaló Ana Yensi Lemus, directora de esa fundación, durante un conversatorio celebrado este lunes en la Biblioteca de Mount Pleasant, al noroeste de Washington, D.C.

Los activistas fueron invitados por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos a la Segunda Sesión del Foro Permanente sobre los Afrodescendientes, que tuvo lugar en la sede de ese organismo mundial en la ciudad de Nueva York entre el 29 de mayo y el 2 de junio, por lo que aprovecharon para viajar a la capital estadounidense antes de regresar a su país.

Recalcaron que el gobierno salvadoreño no envió ningún representante, a pesar de que la participación al Foro estuvo abierta para los estados miembros, agencias y organismos especializados de las Naciones Unidas, instituciones nacionales de derechos humanos, organismos de igualdad, académicos, representantes de la sociedad civil y organizaciones de afrodescendientes.

Los representantes de AFROOS y parte de la audiencia que asistió a la Biblioteca de Mount Pleasant. Foto: Ramón Jiménez.

Todos tuvieron la oportunidad de presentar contribuciones por escrito sobre los temas a considerar para ser debatidos durante el Foro de cuatro días.

Durante su participación en el conversatorio en la capital estadounidense Lemus sugirió que el Estado salvadoreño puede brindarle importancia a la afrodescendencia en su país, reconociéndose constitucionalmente que existe una “tercera raíz» de la sociedad salvadoreña, además de indígenas y españoles.

Sin embargo, al ser presentadas algunas iniciativas de ley a la Asamblea Legislativa de su país —con amplia mayoría del partido gobernante—, sus piezas de correspondencia que recomendaban reformas estructurales fueron archivadas.

“Simplemente los diputados nos ignoraron y se fueron”, recordó Lemus, una licenciada en Relaciones Internacionales, y defensora de los derechos humanos de los grupos vulnerables.

Tanto Lemus como el docente y abogado Yohalmo Cabrera, la activista Danielle Parada y el académico Néstor Urquilla sostienen que “la negritud está en El Salvador», pero que su país “niega la existencia de afrodescendientes”.

Reconocieron los activistas, que AFROOS ha creado alianzas con diferentes organizaciones —tanto nacionales como internacionales—, para decirle “no a la violencia y no a la discriminación y el racismo”.

A través de un video, dieron a conocer que en la Fundación que dirigen existen procesos de formación para desempeñar una mejor labor en la difusión de los objetivos que persiguen, e impulsar y garantizar derechos negados por los diferentes gobiernos, donde se destacó de forma negativa el dictador Maximiliano Hernández Martínez.

Recordaron que Hernández Martínez, que llegó al poder tras un golpe de Estado y gobernó con mano dura desde principios de la década de 1930 hasta que fue derrocado en 1944 por medio de una huelga de brazos caídos, no solo negó el ingreso de africanos a territorio salvadoreño sino que expulsó a los que ya vivían en el país.

Algunas encuestas recientes ubican el número de afrosalvadoreños en unos 7,500, aunque los voceros de AFROOS sostienen que la cifra es mucho mayor, porque se sabe que existen salvadoreños de raíces africanas en las diferentes zonas en que el país está dividido.

Para los activistas, con toda seguridad llegaron muchos esclavos africanos durante el tiempo de la conquista del territorio salvadoreño por Pedro de Alvarado, quien se lucraba con el negocio del tráfico de esclavos traídos desde África, que luego de recuperar su libertad —después de décadas o centurias—, se asentaron en algunas áreas del actual departamento de Santa Ana, en particular Atiquizaya y Metapán y en otras zonas del oriente y norte salvadoreño.

Néstor Urquilla, Yohalmo Cabrera y Ana Yensi Lemus durante el Foro en las Naciones Unidas, Nueva York. Foto cortesía.

Además destacaron, que siendo libres lo exesclavos participaron en los movimientos de independencia, en particular el Primer Grito de Independencia el 5 de noviembre de 1811, y finalmente el 15 de septiembre de 1821, que fue cuando El Salvador y el resto de países centroamericanos dejaron de pertenecer a la Corona Española.

“En El Salvador sí hay racismo, y es un racismo estructural. Desde luego, no reconocer que existe la afrodescendencia es parte del racismo del país», enfatizaron.

Entre algunas de las recomendaciones, los activistas sugieren que en la currícula escolar se enseñe a los estudiantes sobre la raíz africana salvadoreña.

“Que se deje de hablar que fuimos conquistados cuando más bien fuimos invadidos, y que se deje de hablar que somos producto de españoles y de indígenas cuando no mencionan la tercera raíz. A partir de ello la sociedad salvadoreña empezaría a dignificar a las personas afrodescendientes en El Salvador”, apuntaron.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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