Por Carlos Angulo Rivas
Si nosotros buscamos una lógica en los recientes acontecimientos en Venezuela no la podemos encontrar. La escalada de violencia, de agitación masiva de los sectores de la derecha local e internacional, el vandalismo incendiario, las barricadas, la quema de automóviles, los asesinatos de franco tiradores a pacíficos ciudadanos, y otros actos de bandolerismo dirigidos a no respetar la ley ni la constitución del estado son irracionales. La desesperación de estos sectores de la derecha internacional y el imperialismo es fatal; y todos agrupados no se llevan por la lógica del raciocinio porque van en contra del proceso democrático que dicen defender. La Organización de Estados Americanos – OEA, conocida como el “ministerio de colonias” de Estados Unidos ya no sirve con la obsecuencia de antaño, la defensa de los Derechos Humanos manipulada a su antojo tampoco y la tan mentada libertad de expresión ha perfeccionado su laboratorio de mentiras en las que nadie cree.
En consecuencia, los sectores oligárquicos acostumbrados a tener el poder del estado en sus manos se han embrutecido, pues en realidad estos no aceptan la democracia en esencia cuando pierden las elecciones. Con sus prácticas sediciosas golpistas demuestran, una vez más, la absoluta falta de respeto a la democracia, ya que no aceptan el derecho de las grandes mayorías estimuladas por la educación y el aprendizaje político, herramientas con las que los pueblos comienzan a gobernarse sin tutelajes de ninguna clase. En América Latina y el Caribe, y en particular en Venezuela, existe un despertar de conciencias considerado muy peligroso por Estados Unidos y los sectores poderosos de la extrema derecha continental. No es que el gobierno del presidente constitucional Nicolás Maduro sea “autoritario y antidemocrático” como lo acusan todos los días en la prensa parametrada de los monopolios periodísticos, si no que este presidente no es de los suyos ni obedece dócilmente a los poderosos. Con esa verdad difícil de soportar, la oposición en Venezuela no quiere dialogar ni quiere la democracia ni quiere el orden constitucional; y por lo visto en las últimas semanas tampoco quiere esperar ni echar en suerte la oportunidad democrática de ganar el gobierno en una contienda electoral. De ahí nace la consigna de derrocar el gobierno de Maduro por las buenas o por las malas.
El golpe de estado “blando,” “suave,” o “duro,” está en la agenda prioritaria de la derecha venezolana e internacional. Esta consigna la observamos en la creciente agitación violenta de promover actos ilegales llamados “pacíficos” desde hace un mes y medio, donde las fuerzas minoritarias de la oposición tiene en su haber 36 muertos y centenares de heridos. La democracia debe ser defendida en Venezuela y en todo el continente, el gobierno de Nicolás Maduro es legítimo por todos sus contornos, por consiguiente los atentados para destruir la obra de la revolución bolivariana no pueden pasar, y los enemigos embrutecidos por la ceguera del odio deben ser derrotados. Maduro ha instalado una Comisión Nacional de Paz, UNASUR a iniciativa de Chile, con aceptación del gobierno venezolano, se ha presentado como intermediario en este conflicto liderado por mercenarios armados financiados por la oposición; la OEA ha rechazado con 29 votos contra tres la injerencia en los asuntos internos de Venezuela. Además, la OEA rechazó la semana pasada la pretensión de la hoy ex diputada venezolana, Marina Corina Machado, de atacar a su gobierno en ese organismo internacional sin ser invitada ni acreditada.
UNASUR respalda la democracia venezolana ganada en 19 consultas populares en 15 años, en las cuales los bolivarianos perdieron una sola. Los enviados diplomáticos impulsan una solución pacífica y de diálogo entre el gobierno y la oposición minoritaria agrupada en la MUD, sin embargo, existen elementos extremistas empecinados en la violencia brutal como medio de apoderarse del estado y volver a las andanzas corruptas de entregar los recursos naturales y el petróleo a las empresas transnacionales. La oposición venezolana defiende los intereses particulares de los más poderosos, nunca la democracia y ahora en conjunción con la oligarquía mundial y el imperialismo atacan el intento de independencia de la OEA que antes, como “ministerio de colonias” de Estados Unidos, la tenían a su servicio para poner y sacar gobiernos; y para establecer dictaduras militares sangrientas.
En una denominada asociación “Grupo de Diarios de América” (GDA) la prensa parametrada de los grandes consorcios monopólicos ha ejercido su “libertad de expresión” con un editorial publicado en simultaneo por todos los periódicos patronales de la región, en el que condenan a la OEA porque ya no sirve a sus intereses. Cuando hablamos de una derecha embrutecida no estamos falsificando la verdad sino sacando a relucir un comportamiento inadmisible y prepotente, donde un grupo poderoso minoritario cree tener la razón por encima de los gobiernos constituidos, sus presidentes y representantes diplomáticos. No de otra manera se explica que estos diarios condenen de forma arbitraria las resoluciones de la OEA, UNASUR, CELAC, MERCOSUR, y que acusen a estos altos organismos representativos de falta de responsabilidad democrática y de indiferencia ante esos sucesos vandálicos auspiciados por delincuentes pagados. Los diarios de la llamada GDA y sus voceros en la TV quebrantan la ley con su “libertad de expresión” y de manera irresponsable buscan la impunidad manipulando el concepto de la democracia, el valor de los Derechos Humanos y la libertad, buscan la impunidad para quienes como líderes políticos sobrepasan y reniegan del deber moral de construir una nación soberana, libre de injerencia extranjera.
Y nosotros nos preguntamos ¿quién le ha dado la prerrogativa a la llamada asociación GDA para que exprese sus pensamientos antidemocráticos, comprometidos con los grandes capitales internacionales, como si ella fuera la voz de los presidentes del continente o la de sus representantes diplomáticos?
Carlos Angulo Rivas es poeta y escritor peruano
Fuente: ARGENPRESS.Info