Francisco da un sermón dulce y severo a los congresistas
Los “VIP”, siglas en inglés que se refiere a “personas muy importantes”, del Papa Francisco en su visita a Washington fueron los niños y los desamparados. El jefe de la Iglesia Católica bendijo a la bebé Eloísa Rosario Blake, de 14 meses, luego de su histórico discurso el jueves 24 de septiembre ante el Congreso, donde al único que saludó con un apretón de manos fue al secretario de Estado, John Kerry.
Posteriormente, Francisco, argentino de 78 años, acompañado del vicepresidente Joseph Biden y un conmovido presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, saludó en español en el balcón del Capitolio a miles de personas. “Los más importantes son los niños”, anotó.
Pasado el mediodía, en lugar de de almorzar con los políticos, el Papa prefirió compartir con los desamparados en la iglesia San Patricio en el centro de Washington.
“Ustedes me recuerdan a San José. Sus rostros me hablan del suyo”, dijo Francisco sobre el hecho de que tampoco tuvo techo cuando María estaba a punto de dar a luz a Jesús. «No encontramos ningún tipo de justificación social, moral o del tipo que fuese para aceptar la falta de alojamiento. Son situaciones injustas, pero sabemos que Dios está sufriéndolas con nosotros, está viviéndolas a nuestro lado. No nos deja solos’, enfatizó.
En la víspera, Francisco hizo una visita sorpresiva a religiosas de la comunidad Hermanitas de los Pobres que demandaron al gobierno de Barack Obama por requerir a los empleadores cubrir los costos del control de la natalidad, porque va en contra de sus principios.
Mensaje poderoso a congresistas
En su discurso al Congreso, el Papa enfatizó sobre la importancia del cambio climático, abogó por los inmigrantes y refugiados, rechazó el negocio de las armas, pidió la abolición de la pena de muerte y defendió el valor de la familia.
El Papa mencionó a “ilustres” estadounidenses como Abraham Lincoln y Martin Luther King, defensores de la libertad con pluralidad e inclusión; Dorothy Day, impulsora de la justicia social y los derechos humanos, y Thomas Merton, con su capacidad de diálogo y apertura a Dios “quienes apostaron, con trabajo, abnegación y hasta con su propia sangre, por forjar un futuro mejor”.
También se refirió al uso de la violencia para combatir al enemigo. “Sabemos que en el afán de querer liberarnos del enemigo exterior podemos caer en la tentación de ir alimentando el enemigo interior. Copiar el odio y la violencia del tirano y del asesino es la mejor manera de ocupar su lugar. A eso este pueblo dice: No”, recalcó.
Inmigración y refugiados
Con relación al tema de la inmigración, Francisco recordó que Estados Unidos fue fundado por inmigrantes. “Nosotros, pertenecientes a este continente, no nos asustamos de los extranjeros, porque muchos de nosotros hace tiempo fuimos extranjeros. Les hablo como hijo de inmigrantes, como muchos de ustedes que son descendientes de inmigrantes”, anotó.
Asimismo, mencionó el tema de la ola de refugiados por conflictos en varias partes del mundo. “No debemos dejarnos intimidar por los números, más bien mirar a las personas, sus rostros, escuchar sus historias mientras luchamos por asegurarles nuestra mejor respuesta a su situación”, aconsejó.
La “regla de oro” lleva a “un parámetro de acción bien preciso: tratemos a los demás con la misma pasión y compasión con la que queremos ser tratados”, manifestó.
Pena de muerte y control de armas
El Papa generó aplausos de varios congresistas cuando recordó el llamado de los obispos en Estados Unidos para la abolición de la pena capital. “No sólo me uno con mi apoyo, sino que animo y aliento a cuantos están convencidos de que una pena justa y necesaria nunca debe excluir la dimensión de la esperanza y el objetivo de la rehabilitación”, recalcó.
Ante la urgencia de acabar con los conflictos armados el papa preguntó: “¿por qué las armas letales son vendidas a aquellos que pretenden infligir un sufrimiento indecible sobre los individuos y la sociedad? Tristemente, la respuesta, que todos conocemos, es simplemente por dinero; un dinero impregnado de sangre, y muchas veces de sangre inocente. Frente al silencio vergonzoso y cómplice, es nuestro deber afrontar el problema y acabar con el tráfico de armas”.
Cambio climático
Francisco hizo referencia a su reciente Encíclica “Laudato si”, en la que urge una conversación “acerca de nuestra casa común” porque el desafío ambiental, y sus raíces humanas “nos interesan y nos impactan a todos. “Estoy convencido de que podemos marcar la diferencia y no tengo alguna duda de que los Estados Unidos –y este Congreso– están llamados a tener un papel importante”, manifestó.
Los jóvenes y la familia
El Papa expresó su preocupación por la familia “que está amenazada, quizás como nunca, desde el interior y desde el exterior”. “Las relaciones fundamentales son puestas en duda, como el mismo fundamento del matrimonio y de la familia. No puedo más que confirmar no sólo la importancia, sino por sobre todo, la riqueza y la belleza de vivir en familia”, anotó.
En particular, Francisco llamó la su atención sobre los jóvenes, “que parecen ser los más vulnerables. “Muchos tienen delante un futuro lleno de innumerables posibilidades, muchos otros parecen desorientados y sin sentido, prisioneros en un laberinto de violencia, de abuso y desesperación. Sus problemas son nuestros problemas”, indicó.
“Aun a riesgo de simplificar, podríamos decir que existe una cultura tal que empuja a muchos jóvenes a no poder formar una familia porque están privados de oportunidades de futuro. Sin embargo, esa misma cultura concede a muchos otros, por el contrario, tantas oportunidades, que también ellos se ven disuadidos de formar una familia”, indicó.