Por Grego Pineda*
En Washington DC, Luis Reyes tiene una vida pública y una privada. De esta última no se nada. Pero sobre la pública puedo referir que conozco su trayectoria. Es un salvadoreño más, pero también es un empresario muy trabajador que su éxito refleja su devoción, empeño y hasta sacrificio, generador de más de doscientos empleos. Llegó a los Estados Unidos buscando un futuro mejor, huyendo de una pobreza que le afligía.
Ahora y siempre, Luis ha soñado con un mejor El Salvador. Lo dice y lo ejemplifica con sus acciones, cuando ha estado presto apoyar actividades diversas, ya sea en la Embajada y Consulado de El Salvador, en organizaciones que tienden ayudar a sectores vulnerables residentes en el país o simplemente mejorando la imagen del salvadoreño en la sociedad angloamericana. Varios artículos en la prensa americana han resaltado las buenas cualidades de “los salvadoreños” a través de la trayectoria empresarial del inmigrante Reyes.
El compromiso social con la nación salvadoreña ha llevado a Luis a involucrarse con varias opciones políticas. Sus intenciones de ayudar a la mejoría del país no siempre han coincidido con las organizaciones con las que se ha vinculado. Pero sus ideales de ayudar en el mejoramiento y desarrollo del país no desmayan. Y por eso es entendible que Reyes haya creído, una vez más, en un movimiento-partido, cuyo nombre presagiaba nuevas ideas. El tiempo le dirá a Luis si las hubo o no.
Lo que sí es claro, es que nunca antes Luis había recibido tantas descalificaciones y agresiones: “En los últimos días, he sufrido ataques despiadados, desacreditaciones, insultos y palabras que denigran y dañan mi integridad y mi trayectoria”, declaró Reyes en un pronunciamiento para explicar su renuncia como candidato a un cargo interno de su nueva opción política. Luis aspiraba a representar a los miembros de la diáspora que coinciden con él en su nueva militancia política. No a la Diáspora Salvadoreña en USA como un todo, porque eso es muy pretensioso para una persona responsable y seria.
La búsqueda de Nuevas Ideas de Luis Reyes lo ha llevado, lamentablemente, a sentir Nuevas Emociones que jamás experimentó en sus otras quimeras políticas. Esperamos que la ilusión de Reyes de ayudar a su país no desaparezca, pero sí que capitalice estos días, para reconocer que las nuevas ideas no prosperan con prácticas viejas ni con discursos sibilíticos aún y cuando se nos diga que hablan con Dios.
*Escritor residente en Stafford, Virginia. Escribió este artículo de opinión en exclusiva para MetroLatinoUSA.Com
