Michigan es hoy en el vigésimo cuarto territorio de Estados Unidos que dispone de una ley considerada un golpe contra los derechos laborales porque prohíbe el pago de cuotas sindicales como condición para obtener un empleo.
Tal y como tenía previsto, el gobernador Rick Snyder promulgó la iniciativa luego que recibió la víspera ratificación en la Cámara de Representantes, en medio de intensas protestas protagonizadas por al menos 12 mil personas.
La mayoría republicana dio luz verde a la medida con una votación 58-51 y pese a la objeción de la bancada demócrata, cuyos líderes advirtieron que ese paso pudiera desencadenar una agitación social y tensar las relaciones de las empresas con sus trabajadores en Michigan, llamado el eje de la industria automotriz y cuna del sindicalismo del país.
El instrumento legal debe entrar en vigor en abril de 2013, pero sus detractores podrían someterla a referendo si logran en los próximos 90 días reunir ocho por ciento de los votos emitidos en las pasadas elecciones locales, donde participaron más de tres millones de personas.
El sindicato de trabajadores de la industria automotriz denuncia que la nueva legislación está orientada a debilitar los gremios al privarlos de ingresos seguros por cada contrato realizado en los sectores donde operan.
Asimismo, la consideran una maniobra de los dirigentes conservadores y los grandes donantes para dividir al movimiento sindical y reducir la capacidad de las negociaciones colectivas en los centros laborales.
Para el presidente Barack Obama, los esfuerzos para aprobar la iniciativa republicana no estaban motivados por la economía sino por la política.
En ese sentido, abogó por abandonar situaciones donde «se fabrican crisis» con motivaciones políticas porque, a su juicio, eso «conduce a menos certidumbre, más conflicto» y no al crecimiento de Estados Unidos.
Fuente: Prensa Latina