El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, encabezó el miércoles la tercera noche de la Convención Nacional Republicana y aceptó formalmente la nominación de su partido para un segundo período en el cargo. Durante su intervención en el Fuerte McHenry en la ciudad de Baltimore, Pence prometió instaurar ley y orden en todo el país.
Pence afirmó: “El presidente Trump y yo siempre apoyaremos el derecho de los estadounidenses a la protesta pacífica. Pero los disturbios y los saqueos no son protestas pacíficas. Derribar estatuas no es libertad de expresión. Y quienes lo hagan serán enjuiciados con todo el peso de la ley”.
El vicemandatario no hizo mención a la brutalidad policial ni a los recientes tiroteos por parte de la policía que han desatado protestas en todo Estados Unidos. Pence ignoró el caso de Jacob Blake en la ciudad de Kenosha, Wisconsin, el de Breonna Taylor en la ciudad de Louisville, en Kentucky y el de George Floyd en Minneapolis, Minnesota.
Sin embargo, el vicepresidente condenó el asesinato del oficial de las fuerzas federales de seguridad David Patrick Underwood, perpetrado en mayo en la ciudad de Oakland, pero no mencionó que Underwood murió a manos de un sargento del Estado Mayor de la Fuerza Aérea vinculado al movimiento de extrema derecha “Boogaloo”.
En otras noticias sobre la Convención Nacional Republicana, el periódico The Wall Street Journal ha puesto al descubierto que dos de las mujeres que se convirtieron en ciudadanas estadounidenses durante una ceremonia de naturalización sin precedentes, que fue televisada durante la convención, no sabían que la ceremonia sería transmitida como parte de un evento político.