Nuevo libro sobre impulsores de la independencia del Perú y toda Hispanoamérica

MAX AGUIRRE, EN JORNADAS AYAUCHANAS EN EL CLUB AYACUCHO

“Héroes de la Revolución  Independentista de Huamanga”, nuevo libro del autor peruano Max Aguirre Cárdenas.

«Los morochucos tuvieron un protagonismo ejemplar, pero fueron silenciados adrede por fuerzas oscuras de la antipatria»

Por Roberto J. Bustamante

El Club Departamental Ayacucho, que preside la lider peruana Maritzela Chávez Falconí, fue el escenario de la reciente presentación del libro Héroes de la Revolución Independentista Huamanguina: Los Auqui, Ventura Qalamaki y los Bellido-Parado, estudio biográfico que enriquece la historiografía regional, al profundizar en tres de los prohombres que labraron la libertad y la independencia del Perú y también de toda Hispanoamérica.

Max Aguirre Cárdenas, autor de varias investigaciones, es considerado uno de los pocos investigadores contemporáneos muy opuesto al protagonismo ejercido por la vieja aristocracia limeña. El autor demuestra su orgullo de haber nacido en la provincia de Cangallo, donde se concretó la primera jura de la independencia del Perú el 7 de octubre de 1814, mucho antes de la proclamación de San Martín.

La presidenta del Club Departamental Ayacucho Chávez Falconí le dio la bienvenida a nombre de esta organización representativa en la ciudad de Lima, tras destacar su productiva labor de investigación en asuntos regionales.

En el programa especial Jornadas Ayacuchanas, previamente Aguirre Cárdenas, hizo la presentación del libro “Estampas Históricas de Cangallo”. Génesis  Histórica de la capital de la heroica provincia de Santa Rosa de Cangallo, de su autoría, cuyo contenido está dedicado a la trayectoria profesional y líder social del profesor Celedonio Garcia Calderón, y contó con los comentarios de Máximo Ayala Aguirre y Gladys Mollo Gómez.

Aguirre Cárdenas, es Doctor en Letras y Ciencias Humanas, graduado en la Universidad Nacional San Antonio Abad en Cusco.Ha sido profesor durante 32 años en la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco y otras del mismo nivel. Por muchos años estuvo enseñando Lógica Matemática y después de su retiro, hace 15 años, dedicó su tiempo en profundizar la historia regional ayacuchana.

En esta actividad, el fotoperiodista Oscar Medrano Perez, en representación de la organización Multicultural Poder Hispano Inc. del Estado de New Jersey, hizo entrega de un reconocimiento al Dr. Aguirre Cárdenas, por sus destacada trayectoria intelectual y los aportes de sus investigaciones a las nuevas generaciones.

A continuación presentamos el resumen de este importante libro fruto del diálogo  entre la revista Ayacucho Bicentenario y el autor Max Aguirre Cárdenas.

REVOLUCION INDEPENDENTISTA, LA BATALLA DE AYACUCHO Y EL OLVIDO A UN PUEBLO HISTÓRICO

«Mi libro que he titulado con humildad “Héroes de la Revolución Independentista Huamanguina: Los Auqui, Ventura Qalamaki y los Bellido-Parado”, es un estudio biográfico renovado de tres de los prohombres que labraron la libertad y la independencia del Perú, e indirectamente de toda Hispanoamérica. Tratándose de ellos, es casi imposible agotar y explicar los enigmas que todavía ensombrecen sus protagonismos. El libro pretende aportar algunos elementos de juicio relativamente nuevos destinados a enriquecer la historiografía regional huamanguina. Reiteramos que es muy difícil agotar en sus arcanos una biografía debido a los nuevos datos que se van descubriendo y debido también al cambio de nuestros paradigmas epistemológicos y hermenéuticos conforme nos adentramos en el futuro. El libro, un tanto extenso, va dirigido a un público amplio sin renunciar a una construcción rigurosa y al mismo tiempo crítica.

AGUIRRE CARDENAS EN EL CLUB DEPARTAMENTAL AYACUCHO

INVESTIGACIONES EN MARCHA

Como se trata de tres estudios biográficos en uno (inicialmente eran cuatro, pues incluía el estudio de la familia huamanguina Munárriz; pero, como el libro estaba siendo muy abultado, decidí publicar parte de éste último en el volumen dedicado por la Universidad de San Cristóbal “La Batalla de Ayacucho en la Independencia”, promovido por el Dr. Ranulfo Cavero Carrasco, dinámico vicerrector de investigación de la citada casa de estudios), he dejado para otra ocasión el estudio de familias igualmente notables como los Francesqui, Guerrero, Landeo o, individualmente hablando, el de José Mariano Alvarado, Julián Morales, Felipe Rossell, José Bedriñana, Ramón Bernaola, Juan de Alarcón y Mariano Ruiz, entre otros como el gran Cayetano Quiróz, Marcelino Carreño y los del Sur ayacuchano, profundamente vinculados al proceso huamanguino. Ellos esperarán todavía su turno, hasta tanto las autoridades encargadas por velar por el patrimonio cultural ayacuchano financien las investigaciones y la edición de las mismas, que hoy han devenido en onerosas, además que el asunto trasciende la esfera limitada de un solo investigador y obliga a la intervención multidisciplinaria y cooperativa de los científicos sociales.

LOS NUEVOS APORTES HISTORICOS

Intentaré sintetizarlos en sendos enunciados dichos sin orden ni concierto:

a. Que a diferencia de otros movimientos revolucionarios ocurridos en Hispanoamérica y sobre todo en el Perú, el proceso huamanguino de liberación, y estrictamente el de nuestra independencia, fue toda una revolución labrada a largo plazo, durante más de catorce años, entre 1808 y 1828. Ello supuso el empleo de estrategias y tácticas de lucha sui géneris como el de los Morochucos que, de más de una veintena de confrontaciones guerreras con las fuerzas españolas, salvo dos o tres masivas, fueron generalmente combates de piquetes de guerrilleros de sus diversas estancias como Pantín, Urihuana, Sachabamba, etc. Es un error de la historiografía nacional sostener que los morochucos fueron solamente de Pampa Cangallo, localidad que recién emerge en 1952. Los morochucos era un calificativo genérico de todos los habitantes de la antigua provincia de Cangallo que comprendía las actuales de Vilcashuaman, Cangallo, Fajardo y Huancasancos, y aglutinaba numerosos líderes que muchas veces desembocaron en graves discrepancias, como en el caso de los Piliquintos y José Vellido. Es cierto que la primacía la tuvieron las estancias del actual distrito de los Morochucos, capital Pampa Cangallo, pero no debe olvidarse jamás el aporte sustantivo de pueblos de la altipampa que se extiende desde Concepción, Saurama y Vilcas, hasta Totos y Paras, y de Hualla hasta Chiara.

b. Que María Parado de Bellido, Ventura Qalamaki y Basilio Auqui, aparte del manojo de héroes mencionados anteriormente, conformaron un equipo cohesionado de lucha dirigido tempranamente por un staff de dirigentes que se adaptaron a los contextos políticos del momento. Este es el caso del patriota Manuel Cabrera y Olano, “jefe de los independientes huamanguinos”, tema virgen de nuestra historiografía.

c. Refuerzo documentalmente la fecha de la jura de la independencia ocurrida el 7 de octubre de 1814 en Cangallo, aportando el testimonio del cura andahuaylino Ángel Pacheco Gutiérrez de Quintanilla.

d. Pruebo documentalmente la fecha de la muerte de María Parado y el error de considerarla natural de Totos o de Huamanga.

e. Contribuyo al mejor conocimiento de Basilio Auqui, corrigiendo serios dislates que se siguen difundiendo.

f. Doy pasos veritativos fundados –pero no infalibles- sobre la realidad histórica de Ventura Qalamaki: uno de estos es sostener que fue de “raza” morochuca y su apellido uno que existía antes, pues fue madre del guerrillero Antonio Wallhua Qalamaki. No fue pues un alias como argumenta el historiador Manuel Pozo.

g. Que, desde el contraste de La Macacona, hasta el arribo de Bolívar, el Perú prácticamente había perdido la guerra de la independencia y que la proclamación de la independencia del 28 de julio de 1821, como el 7 de octubre de Cangallo, fecha de la primera jura de la independencia celebrada en el Perú- pasaba a las alacenas del recuerdo como otro intento fallido, hasta que el azar y las coyunturas política y militar permitieron milagrosamente los triunfos de Junín y Ayacucho. Si los peruanos perdíamos en Ayacucho, era solamente cuestión de tiempo para que el colonialismo y sus taras retornen a

América. Lo único cierto es que la voluntad a luchar por la libertad y la independencia jamás hubiese muerto, porque ella está inscrita en la naturaleza o en la esencia de lo humano. De otra parte, a la pregunta de por qué el Ejército Unido Libertador triunfó en Junín y Ayacucho o por qué un ejército poderoso como el realista, además de suveteranía, más y mejor equipo de armas (en Ayakuchu tenían una batería de 10 cañones vs. uno de los patriotas) y sumar un número de combatientes que casi duplicó al de los patriotas, perdió sin atenuantes, aparte de la fuerza espiritual que generó el patriotismo genuino de los guerrilleros andinos depreciados ontológicamente por la opresión y los abusos (“estar la fuerza en el corazón y no en las piernas”, decía orgulloso Sucre de su gente), … nuestra hipótesis es que la derrota fue consecuencia repentina de una toma de conciencia de los campesinos reclutados a la fuerza (internalización que se difundió clandestinamente) y de los numerosos prisioneros de guerra obligados a defender la bandera de los usurpadores que, abandonando las filas y el escenario de la batalla en los momentos de mayor confusión, aseguraban la victoria patriota y la derrota del real enemigo.

Aparte de ello -como me sugirió William Aguirre, amigo que estudia el tema- parece que el consumo de alcohol abastecido en las haciendas cañaveleras del Pampas en las numerosas marchas y contramarchas, obligados además por el helado frío nocturno del Condorcunca, habría servido también de detonante y estimulante, como sucedió, por ejemplo, en Waterloo, donde se consumió bebidas espirituosas en grandes cantidades, pues, en el caso de los andinos reclutados en todo el sur peruano, arriesgar la vida por una causa que les aseguraba la misma opresión de antes, no era una alternativa justa ni deseable. Mejor era la esperanza de una “Patria Libre”, pero para asegurar una nueva vida social, y ella se conseguiría repentinamente con un “rompan filas colectivo” en el momento más oportuno y crítico de esta batalla, es decir cuando los patriotas estaban a punto de ser vencidos. Por ello los guerreros vivaban a todo pulmón aquella mañana: ¡PATRIA O MUERTE! y no acataban las órdenes de sus jefes, y hasta llegaron a dispararle un balazo a uno de ellos. Algo parecido ocurrió en Junín y meses después en Qollpawayqo: muchos miembros indígenas de la tropa de Valdés rompieron sus fusiles estrellándolos en las rocas, o se suicidaron o desertaron en masa. Claro, mención aparte merece el protagonismo de la reserva morochuca que, con sus caballitos adaptados a las escabrosidades del Ande, evitaron el desastre que estaba a punto de consumar por el lado de La Mar la caballería de Valdés.

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INVESTIGACIONES PENDIENTES

Hemos dejado en el tintero temas que deben revisarse profundamente como la redacción y la firma del Tratado de Ayakuchu; cómo el documento final fue redactado por Carratalá

probablemente al alimón con Valdés (ambos habían estudiado jurisprudencia antes de incorporarse al ejército realista), firmado recién en la ciudad de Huamanga y no en la famosa piedra que exhiben los quinuinos, además que se suscribió en la casa de la heroína María Parado de Bellido, donde fueron hospedados el herido virrey La Serna y sus principales generales. Esta última convicción nos ha llevado a censurar a las autoridades que ahora por el Bicentenario debían haber puesto en valor monumentos nacionales como la casa de la Bellido entre la intersección de los jirones Garcilaso de la Vega y Bellido, y el local de la policía de la calle 28 de julio donde funcionó el Cuartel de Santa Catalina, hoy una comisaría de la PNP. Es una vergüenza que se haya ignorado el valor de dichos inmuebles, pues se ha erigido en parte de ella un edificio moderno de 6 o 7 pisos, y el resto del conjunto luce descuidado censurando nuestra indiferencia.

CANGALLO, IGNORADO, PESE A SU VALOR HISTÓRICO

Vergüenza da que el pueblo de Cangallo, protagonista de las gestas de resistencia que horadó al largo plazo el potencial realista, no haya merecido ninguna gratitud del Estado Peruano. En el Centenario y el Sesquicentenario, por lo menos los morochucos fueron invitados simbólicamente a los rituales de la pampa de Quinua. Hoy, en el Bicentenario, fueron totalmente excluidos y no se les remuneró o premió jamás con obra social o de infraestructura alguna, olvidando que sin ellos no habríamos celebrado ni la Independencia ni el Bicentenario de la Batalla final que selló nuestra independencia.

Hay que recordar siempre que la altivez que les impide ser pedigüeños puede ser una bomba de tiempo. Cangallo es una de las últimas provincias del Perú en materia de desarrollo humano y social, calidad educativa, vías de comunicación, salud, derecho a tener representantes en los organismos de gobierno, y el Parlamento Nacional. Situación en mucho, derivada de su entrega total durante más de catorce años en las luchas de la independencia y la posterior agresión homicida de Sendero Luminoso gestada en las aulas de San Cristóbal y que tomó como campo experimental de exterminio a la heroica provincia de Cangallo.

Últimamente se difundió la oferta del gobernador regional Sr. Oscorima de que harían un digno estadio con motivo de los Bolivarianos y que asfaltaría la ruta de emergencia entre Minaskuchu y la Vía de los Libertadores, obras que a estas alturas han resultado “saludos indignos a la bandera”, similares a las ofrecidas por el expresidente Pedro Castillo con motivo de su asistencia de la rememoración de la jura de la independencia del 7 de octubre de 2022, de construir en 2023 el Hospital del Seguro Social (ESSALUD), la carretera asfaltada que una la ciudad de Ayacucho con Pausa (con un inicio entre Toqto y Sucre). Pero nos duele a los cangallinos que en este Bicentenario no se haya erigido en la Plaza Mayor de su ciudad capital ni siquiera el MONUMENTO A LA LIBERTAD que el libertador San Martín –a través de su representante Torre Tagle- ordenó a través de la ley N° 86 de 27 de marzo de 1822, en mérito a su constancia patriótica en las luchas

libertarias. En tiempos del presidente Alán García se obligó a través de la ley N° 24995 de 19 de enero de 1989 la construcción de la carretera pavimentada Ica – Quimsacruz-Huancapi- Cangallo-Ayacucho, pero todo fue una burla cruel. Esta ley, aprobada por ambas cámaras del Congreso y por la cual se gestionó un préstamo internacional al BID cuyo destino de su buen uso ignoramos totalmente, hubiera promovido el turismo histórico, principal recurso de esta provincia. Que el gobierno regional inepto y el gobierno central sepan ante la opinión pública que la heroica provincia de Santa Rosa de Cangallo carece en pleno siglo XXI de agua potable y hasta de una digna carretera asfaltada. La que dispone hoy, es una caricatura selenita de la irresponsabilidad y la ingratitud extremas.

200 AÑOS, DESPUÉS, MUCHO POR HACER

Hay muchísimo más que decir sobre la historia de Cangallo y Huamanga, sobre todo hoy que han emergido como hongos venenosos las voces de la adversidad que presumen deser las portadoras de la verdad. Expreso a nombre del pueblo de Cangallo nuestro saludo por el Bicentenario de la Batalla de Ayacucho, donde los morochucos tuvieron un protagonismo ejemplar, pero fueron silenciados adrede por fuerzas oscuras de la antipatria».

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