«el cemento se devoró al hombre»
dijo el diego/
diego nuestro que estás
en la tierra/
al que odian y aman/
el cemento se devora el alma
digo aquí
en esta noche nublada/
de un otoño
que desfallece:
¿por qué la fiesta
y el dolor de los postergados?
¿por qué la calesita
y las flores arrancadas?
¿por qué la desidia
vestida de progresismo?
digo aquí
en esta noche de junio
que la vida es otra cosa,
acaso un taller,
una almohada
un Pichuco y un mate/
acaso una lata de cerveza
y la luz de una vela
en medio de los cortes/
digo que se extraña
la hermosa melancolía
de los poemas de Urondo,
la voz de Gelman en el paraíso
de los vivos
digo que se extraña
la osadía de Santoro,
y la indomable locura
de Pizarnik:
el cemento se devora al hombre/
dijo Maradona,
y aquí en la noche
cuando todo duerme
me declaro en rebeldía
ante tanto maquillaje
hecho discurso,
ante tanto lumpenaje
detrás de un escritorio,
ante la mirada canchera
del militante de bolsillo
cuyos padres, tíos o abuelos
dejaron la vida
en los campos o en las calles
por una región diferente/
por una patria distinta
donde no cupiera
nada parecido al abandono.