Papalotzin para Tlayacapan

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Por Teresa Gurza

 

Tlayacapan es un precioso pueblo mágico morelense cuyo nombre náhuatl, significa la nariz o punta de la tierra; está rodeado de cerros y tiene clima agradable todo el año.

Sus primeros habitantes fueron olmecas a los que invadieron tribus Xochimilcas, que según datos históricos de diversas fuentes prosperaron gracias a ese invento agrícola revolucionario, que es la chinampa; especie de isla anclada con cañas y limo, que permite tres cosechas al año de legumbres y flores.

Buscando extender esta forma de cultivo al otro lado de la montaña, para poder controlar el fértil valle de Amilpas, rico en productos complementarios como el maíz, se establecieron en Tlayacapan; que por su altura, domina la mayor parte de la fértil tierra caliente.

Durante siglos se han fabricado ahí, utensilios de barro como macetas, ollas, vajillas, jarros y comales de característico color obscuro; y recientemente, se instaló una fábrica de cerámica a la alta temperatura y libre de plomo.

Desde siempre, Tlayacapan se ha caracterizado por sus fiestas y danzas tradicionales; y el disfraz del chinelo, que actualmente es símbolo de Morelos, es originario de este pueblo de donde pasó a todo el estado.

Los chinelos tuvieron gran importancia en el desarrollo de Tlayacapan; y esto, ha sido confirmado por historiadores que aseguran fueron ellos los que empezaron a trazar las calles para formar la aldea inicial.

En el libro que sobre Tlayacapan escribió Andrés Alarcón Carmona, leo que Tlayacapan fue considerado lugar estratégico, militar, comercial y religioso, por ser paso obligado del camino de Tenochtítlan hacía las regiones de intercambio del sur; y que su posición geográfica fue considerada también determinante, por los conquistadores españoles.

Fueron ellos, los que decidieron construir sobre los 32 teocalis originales, 32 capillas que dedicaron a una virgen o un santo semejante en atribuciones, al dios prehispánico que había sido ahí adorado.

Así, encima del Teocalli de la diosa Toci, considerada madre de los dioses, construyeron la capilla de Santa Ana; en el Teocalli del dios Camaxtli, padre de Quetzalcóatl, levantaron la de San José; y en el gran Teocalli del centro de la población, el convento de San Juan Bautista.

Junto al convento, donde hoy funciona el palacio municipal, estaba el Tecpan o palacio para los gobernantes que sigue teniendo al frente el Tiankixtle o mercado, y las ventas se siguen haciendo bajo la sombra de la misma ceiba o pochote.

Al ser derrotado Hernán Cortés por los aztecas en la noche del 30 de junio de 1520,  en la llamada “Noche triste», se retiró a Tlaxcala y tras reunir ahí aliados, fue a Chalco con la intención de armar trece bergantines con los que sitiar a la gran Tenochtitlan; pero antes de rodearla, los días 8 y 9 de abril de 1521 sostuvo varios combates con los nativos de Tlayacapan, en los cerros del Ziualopapalotzink y el Tlatoani; de donde bajó a Oaxtepec, Yautepec, Cuernavaca y Xochimilco.

Y se sabe que para apoyar a Cuauhtémoc en la defensa de la ciudad de Tenochtitlan, los señores de Tlayacapan, Oaxtepec y Yautepec, llevaron gente que se piensa falleció porque jamás regresó a su pueblo.

Finalmente en 1539, Tlayacapan fue sometido por Hernán Cortés.

Más de dos siglos después, en 1786, el virrey Antonio de Mendoza dotó al pueblo de tierras; y con los años, pasó a formar parte de la provincia de México y a constituirse en municipio del estado de Morelos.

Actualmente tiene alrededor de 14 mil habitantes; cerca de mil, son extranjeros retirados o defeños que viven y trabajan en la Ciudad de México, pero tienen sus casas de descanso en Tlayacapan.

El pueblo sigue siendo muy tradicional y realiza gran parte de su vida familiar y comunitaria, alrededor de sus capillas principales: San Nicolás, Santiago, Santa Ana, San Jerónimo y El Rosario.

Pero igual que en casi en todo el país, han aumentado los hechos delictivos; situación que llevò a los vecinos a organizarse en el Grupo Papalotzín para Tlayacapan para combatirlos, “ayudar a la tranquilidad y el bienestar de la comunidad y fortalecer su patrimonio histórico”.

Como la organización da para todo, están realizando eventos que les permitan recaudar fondos para reconstruir sus capillas; y por invitación de mi querida amiga Eugenia Huerta, estuve en un concierto celebrado hace varias semanas en el bellísimo templo colonial de San Juan Bautista, con la participación de la violinista japonesa Yuriko Kuronuma y el coro de niños, Schola Cantorum de México.

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Tlayacapan

 

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