Por Guillermo Henao
¿Así es como crees que te has de forjar un día?
Si un viento incógnito sacude los árboles del cuello,
los estremece, los agita,
les hace expeler cuanto escondían en sus bocas
¿te alegrarías porque está lista la cosecha?
En algo parecido te quieren con-vencer.
Más bien hagamos un bajo,
repensemos. Subamos
a contemplar las carreteras
de tal nube; allí las flores aglutinan su vuelo; allí,
en la solapa de las vías públicas (privadas),
se ha visto más que un grito, un fruto untado de miseria,
una viviente esfera vacua y deformada
escapando desnuda del paso resonante de los policías.
Un asalariado protesta porque le destriparon cuántos ojos sino todos;
otro lamenta pues le falta su zapato; en un bolsillo
han recogido un par de dientes.
Vamos, decídete, te en-cantará este viaje.
Rescatarás algunos dedos
que perdiste y no sabías,
quizás algunos centímetros cuadrados de tu piel.
Entonces te dirás en dónde estoy,
y con en-ojo,
verás
que penetraste
a donde siempre te han tenido maniatado. Pero sal.
Guillermo Henao escribe desde Medellín, Colombia
Fuente: ARGENPRESS CULTURAL