Poesía de mancebía

Por Daniel de Cullá
 
¡Órdiga!
La mucama, mujer de servicio
Morroncha, mansa, apacible y suave
A quien llaman Muceta
Esclava de seda que usan
los prelados
Los doctores, licenciados y ciertos eclesiásticos
Dispuesta y preparada
Nos coge del pene
Para darle a nuestro Cefo, especie de mono
Un baño o calda
Buía, afilando, limpiando, alisando
La punta aguda del buído
En el ordeñadero
Vasija para ordeñar
Y hacerle hermosura
O palo tintóreo de Fernambuco
Para un coño bajo, vulgar, de poco mérito
Buhedero, tronero, agujero
Para nuestro buhíto, ave nocturna de rapiña
Que se ha quedado sin descendencia
Como el de aquellas mujeres
Primero de Francia y después de España
Al servicio de los generales
En la guerra de Siete Años
Viniendo a ellas el vicario del obispo
Y el mismo obispo.
 
Vemos en el Burdel de Poesía
Cómo sacan las hembras la leche
A unos machos mamíferos
Como se saca al olivo la aceituna
Agarrando las ramas
Y haciendo que resbale la mano
A lo largo de ellas
-¿Qué te parece, mujer? Es hermosa, ¿eh?
Le pregunto, y me responde:
-Cada buhonero alaba sus agujas
 
Rameada ella, la puta
Adornada con
dibujos
Y pinturas que representan ramas, o venas
Ella ramera, meretriz
Rameruela, puta pequeña
En ramería de ejercicios de ramera
Aplícase con tos convulsiva
Para hacer hermosamente elevado
El pene, para ella el mismo de siempre
Que vale un ferlín,
La cuarta parte de un dinero
Y llevar a este halcón pequeño
De rama en rama, de muslo en muslo
Entre sus ramillas que brotan
Inmediatamente del
ramo con cara de conejo
Formando galería
o camino cubierto
Con la cámara sepulcral de tierra
Que lleva en su centro
Que la llaman Fermoselle
Y es de Cerdedo
Ayuntamiento en la provincia de Pontevedra
Con ocho parroquias
Y tiene un Chichi formado de dulces y confites
Artísticamente agrupados
En ramilletero
Especie de adorno
Con nuestra flor de mano, capullo
Que se pone en los carnales altares
Y tiene dos entradas que conducen a él
Ella le llama “mi Constantina”
Metesillas y sacamuertos
Metemuertos y sacasillas
Cuyas laderas están cubiertas de pelos aislados
Sarcasmo, en otro tiempo
De un Rajá de Cangas de Onís
Metido en carnes
Y que arremetía contra ella
Golpeándola con el puño
Como ella nos dice.
 
Aquí, en esta metopa
Espacio que media entre cada dos triglifos
Como en friso dórico
Mi halcón, gavilán, azor
Raleó la rajeta
Buscando rubiáceas, como
lo hacía
Allá por Mayo
En Cinco Olivas
De la provincia de Zaragoza
En Cinco Villas
De la provincia de Guadalajara
Y en Cinto Torres
En Castellón de la Plana
Enrollando mi cucurucú, especie de culebra
En ese su cucurucho
Arrollado en forma de cono
Y recitando “quien te cubre te descubre”
En un culo cari ampollado entre Escila y Caribdis
En situación difícil y comprometida
Pero amena y fértil
En desfachatez y chanza
De ordeñadora y mamífero macho
En Cincuesma
Día de la Pascua del Espíritu Santo
 
Daniel de Cullá escribe desde Burgos, España.
Fuente: ARGENPRESS CULTURAL
 

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