Por Isaac Cohen*
Sedienta de buenas noticias, la semana pasada, la Casa Blanca destacó las últimas cifras de empleo divulgadas por el Departamento de Trabajo. La creación de 4.8 millones de empleos en junio, después de un aumento de 2.7 millones en mayo, desafió casi todos los pronósticos, mientas que la tasa de desempleo descendió a 11.1 por ciento, desde 13.3 por ciento en mayo y 14.7 en abril. Eso significa que desde febrero pasado han desparecido casi 15 millones de puestos de trabajo, junto a un aumento del desempleo desde 3.5 por ciento, mientras que más de 30 millones de trabajadores están cobrando seguro de desempleo.
Con apoyo del gobierno, por ejemplo a través dl Programa de Protección del Cheque de Pago, el rebote del empleo resultó de la reapertura de los negocios principalmente en el sector de lhospitalidad y entretenimiento, el cual generó 2.1 millones de nuevos empleos, o casi 40 por ciento de la creación de empleo en junio. No obstante, igual que con la pandemia, el desempleo es más elevado entre las minorías, 15.4 por ciento para los afro-americanos y 14.5 por ciento para los hispanos, en comparación con 10.1 por ciento para los trabajadores blancos.
Como sea, el panorama económico depende de la propagación del virus. Mientras que las cifras de empleo miran hacia atrás, varios estados que abrieron temprano están sufriendo aumentos en los casos de Covid-19. El riesgo, descrito por Justin Lahart en el Wall Street Journal (07|03|20), es “un ciclo desafortunado, donde los aumentos de empleo conducen a más casos de Covid-19… el reto es romper ese ciclo.”
*Analista y consultor internacional, exdirector de la Oficina de la CEPAL en Washington. Comentarista de economía y finanzas de CNN en Español TV y radio, TELEMUNDO, UNIVISION y otros medios.