Por Teresa Gurza
Hay personas a las que no les dura el dinero. Reciban lo que reciban no les alcanza; y siempre andan de préstamo en préstamo y deuda en deuda.
Lástima que eso les pase a algunos de nuestros políticos; a los que se les escurre el dinero de las manos, pero pa´ dentro de sus bolsillos que son pozos sin fondo.
Pero nada les sucede; nadie los investiga y ahí siguen día tras día, escandalizando y medrando con lo que es de todos.
Es triste que no pase una sola semana sin que sus abusos den tema a los periodistas; y aunque ya nos aburran, tenemos que ocuparnos una y otra vez de ellos para ver si algún día puede lograrse que esos derroches, puedan dedicarse a investigación, salud y educación.
Presidentes, legisladores, gobernadores, alcaldes, magistrados, consejeros, mientras más reciben más dilapidan; sin condolerse de la situación de más de 50 millones de mexicanos en pobreza extrema.
Los peores están siendo los diputados; que son además, los que deciden a donde debe ir todo el dinero público del país.
Como bien se asienta en El Universal del pasado jueves 6, deberían informarnos con claridad entre otras cosas, la razón para que 26 diputados tengan 477 asesores con sueldos de entre 30 y 80 mil pesos al mes.
Si para su trabajo requieren de tanto asesor, significa que no saben nada de nada; y en lugar de pagarles asesores, deberíamos pensar en cómo despedirlos.
Y teniendo en cuenta las incongruencias de lo que aprueban, los tales asesores les sirven de muy poco.
Habla Adolfo Sánchez Rebolledo en su artículo de este jueves en La Jornada, de la carta que 23 Premios Nacionales de Ciencias y Artes enviaron a la Suprema Corte de Justicia solicitando un amparo ante la aprobación de la reforma energética.
Los motivos: “la torpeza antidemocrática en la que incurrió la mayoría del Congreso, al aprobar cambios a los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que afectarán en gran medida a la sociedad y a los ciudadanos mexicanos, de hoy y del futuro”.
Y advierten que esos cambios “adolecen de un grave vicio de origen por haber sido votados con premura… sin el tiempo necesario para efectuar el análisis indispensable para una reforma de tal trascendencia y en algunos casos ni siquiera para leerlos… y sin proporcionar información clara y veraz a los ciudadanos que somos los principales afectados.”
Téngase en cuenta, que esa crítica no la está haciendo un fanático de López Obrador; sino 23 mexicanos destacados en las ciencias y en las artes, indignados porque los legisladores no se den el tiempo para leer, pensar y meditar las consecuencias de lo que aprueban.
Y esas absurdas votaciones son por desgracia explicables, viendo algunas actividades de los legisladores durante el tiempo laboral.
Sin ir más lejos, esta semana los diputados perredistas discutieron y aprobaron entre mascada y mascada el Código Nacional de Procedimientos Penales; porque al mismo tiempo que se llevaba a cabo el pleno, ellos participaban en una mariscada servida en los jardines de la Cámara de Diputados donde no faltaron lona, mesas y parrilla.
Y días antes, el senador panista Preciado tomó el Senado como su club particular y agasajó a su esposa con alcohol y mariachis que lo acompañaron a cantar El Rey.
En esa elección salió el peine; porque eso es precisamente lo que se sienten muchos de ellos, reyecitos de opereta que pueden hacer y deshacer sin consecuencias.
El haber utilizado en ambos casos, personal y espacios de las Cámaras; constituye robo de lo ajeno.
Y por mucho menos despiden o encarcelan a cualquier obrero o empleado; como muestran datos de Reforma que indican que seis mil, de los 41 mil reos que hay en el DF están en la cárcel por robar un poco de comida para sus hijos.
Entre ellos, Ana María Ramírez Mota de 42 años y presa por intentar sacar alimentos de Walmart.
Intentó robar, pero no lo hizo porque se dio cuenta que la miraban; pero para los policías privados de esa trasnacional fue lo mismo, la detuvieron y enviaron al Ministerio Público y de ahí a la cárcel.