La crisis económica GLOBAL no varió significativamente las cifras totales de los flujos migratorios procedentes de Latinoamérica, pero sí tuvo un “efecto sustancial” en los modelos de movimientos poblacionales, según un informe reciente de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Las cifras son especialmente significativas en el caso de la emigración hacia España, que descendió un 38 por ciento entre 2008 y 2010 con respecto al período 2005-2007. Igualmente, los flujos hacia Estados Unidos se redujeron un cuatro por ciento.
Los datos están contenidos en el Segundo Informe del Sistema Continuo de Reportes sobre Migración Internacional en las Américas (SICREMI), un estudio realizado por la OEA y la Organización para la Cooperación Económica y Desarrollo (OCDE), con la colaboración del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, hizo hincapié en “la fuerte concentración de la migración entre países vecinos en América Latina y el Caribe”.
“Para algunos países de destino, entre el 40 y el 50 por ciento de la inmigración proviene de un país vecino único. Este fue el caso de Argentina (procedente de Paraguay), Barbados (de Guayana), Bolivia y Chile (de Perú) y Costa Rica (de Nicaragua)”, anotó.
El descenso de los flujos migratorios de ciudadanos latinoamericanos hacia Estados Unidos y España se vieron compensados numéricamente por los movimientos poblacionales hacia otros países de la OCDE fuera de Europa, que crecieron un ocho por ciento (Canadá, Chile, México, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda), y hacia otros países de Europa, que aumentaron un 14 por ciento.
“Las dificultades económicas en España y Estados Unidos parecen haber tenido el efecto de redirigir los flujos migratorios desde las Américas hacia otros países de destino de la OCDE”, aseguró el informe, que considera probable que “la emigración está determinada más por las condiciones en los países de origen que en los países de destino”.
Los mayores descensos se registraron en los países de la Región Andina y del Cono Sur (más de 180 mil emigrantes menos de cada región), mientras que en el mismo período de tiempo en la región del Caribe se registró un aumento del 11 por ciento de los emigrantes, en gran parte debido a la migración desde Haití, pero especialmente de la República Dominicana a Estados Unidos.
En cuanto a las remesas, a lo largo de 2011 los flujos hacia América Latina y el Caribe mostraron signos de una sólida recuperación, alcanzando tasas de crecimiento cercanas a las registradas antes del inicio de la crisis económica mundial de 2008.
En tanto, María Luisa Hayem, consultora del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) que integra el BID, destacó el capítulo de remesas en el informe por su influencia en las economías de la región, especialmente para México, Guatemala, Colombia, El Salvador, Perú y Ecuador, los países que más divisas recibieron en 2011.
La consultora del BID relató que los países que reciben la mayoría de sus envíos de dinero desde Estados Unidos ya recuperaron los niveles anteriores a la crisis.
Por ejemplo en México hubo una disminución del 16 por ciento del envío de remesas en2009 araíz de la crisis económica, pero dos años después, en 2011, se registró un aumento del 7 por ciento.
En el caso de países como Colombia y Ecuador, que cuentan con un importante número de migrantes en España, “se siguen viendo afectados en el recibo de remesas, por la crisis que vive el país europeo”.
El observador permanente de España en la OEA, Jorge Hevia, destacó los lazos migratorios que existen entre su país y la región desde hace 500 años. Recordó que España en la actualidad “recibe al 57 por ciento de los migrantes latinoamericanos que se dirigen a Europa”, una tendencia revertida con respecto a los flujos de migrantes españoles que arribaron a las Américas durante fines del siglo XIX y principios del siglo XX, así como después de la Guerra Civil en su país (1936-39).