Jorge y Bessy Granados (centro) junto a dos de sus hijas, su hijo Jorge Hernán con su pareja (der.), listos para partir el pastel de cumpleaños. Las anclas simbolizan sus años de experiencia como marino mercante. Foto cortesía.
Por Ramón Jiménez
SAN MIGUEL, El Salvador.- Al recordar el conocido tango “Volver”, del fallecido cantante argentino Carlos Gardel, resaltan agradables frases como “sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada, que febril la mirada, errante en las sombras te busca y te nombra…”.
Obviamente, esa es una canción de amor, que nada tiene que ver con la vida del empresario salvadoreño Jorge Granados Machado, residente en Washington, D.C., quien este 14 de agosto cumplió 70 años de edad.
Con mucho orgullo, Jorge también puede gritar a los cuatro vientos ¡Setenta años no es nada!, si se tienen objetivos claros en la vida y se cumplen al pie de la letra desde una edad muy temprana, hasta sentir que se han realizado como él lo ha hecho a esa edad, que hoy en día muchos ni siquiera pueden alcanzar.
Durante su presentación, Granados confesó que siempre tuvo en mente una vieja y célebre frase del poeta cubano José Martí (1853-1895), que ahora a los 70 considera está cumpliendo al pie de la letra.
“Hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”, parafraseó Granados, al recordar a Martí, durante una recepción en su honor, que tuvo lugar en un exclusivo club social de esta ciudad del oriente salvadoreño.
Sin embargo, en la actualidad muchos jóvenes han bajado las expectativas de Martí y ofrecen sus propuestas.
“Cuidar un sobrino, leer un libro, regar una planta”, sugiere uno. Otro señala: “Llamar al sobrino, leer un paper, tener un cactus”. El tercero fue más atrevido y amplio: “Yo estaba en: pasar por la puerta de un jardín de infancia, hojear un folleto que me den a la salida del metro y ver cómo la lluvia moja las plantas que después crecerán”.
Fue en la ciudad de San Miguel donde Granados realizó estudios de bachillerato, poco después de dejar a sus 13 hermanos y sus padres en el área rural de la población de Guatajiagua, departamento de Morazán, que dista unos 30 kilómetros de esta ciudad.
Granados ha sobrepasado con creces lo que recomendó Martí en el siglo XIX.
“Ya tengo cuatro hijos [no uno], he plantado muchos árboles, y ya escribí un libro”, dijo en referencia al libro “Un sueño sin fronteras/A Dream Beyond Borders”, que lanzó el jueves 8 de agosto en la sala de usos múltiples del Teatro Luis Poma de San Salvador.
Copias de ese libro bilingüe obsequió gratuitamente a decenas de invitados a la recepción en el club social Deportivo Águila, donde asistieron expresamente empresarios de la región metropolitana de Washington (incluyendo Maryland y Virginia) y otras ciudades estadounidenses y salvadoreñas.
Durante la presentación salieron a relucir conocidas canciones de la fallecida cantante indígena argentina Mercedes Sosa («Todo cambia», «Gracias a la vida») y del compositor nicaragüense Carlos Mejía Godoy («Quincho Barrilete»), entre otras.
Esas preciosas melodías del cancionero latinoamericano adornaron los retazos que han impactado la vida personal, tanto de Granados como de sus familiares en El Salvador y en Estados Unidos, incluyendo a su propia familia en Washington, D.C.
La fiesta estuvo amenizada al principio con música de saxofón así como por la reconocida orquesta San Vicente, de la ciudad del mismo nombre, que pusieron a bailar a todo el mundo durante largas horas.
