Sus hijas violadas, los decidieron

Por Teresa Gurza
Creo que el uso de las armas no es nunca solución de nada; pero por la desesperación que en él se advierte, me impactó el testimonio del médico cirujano José Manuel Mireles, presidente de la Asociación de Padres de Familia de Tepalcatepec y miembro del Consejo de Autodefensa Ciudadana de este municipio, uno de los nueve alzados en armas en Michoacán.
Su versión aparece en  un video filmado por una agencia de nombre SubVersiones; en el que este hombre de mediana edad y mucha facilidad de palabra, precisa que los narcos llegaron a su pueblo hace 12 años; “doce años jodiendo a las familias”. Los primeros fueron los zetas, “grupo muy criminal», pero que no se metía mucho con la población.
Cuando hace casi cuatro años fueron desplazados, se apoderó de Tepalcatepec la familia michoacana; y al fraccionarse, surgieron los caballeros templarios que al principio reunieron a la gente para pedirles su confianza, prometiendo que no harían nada en su contra.
No cumplieron; y al poco tiempo empezaron a cobrar por derecho de piso, venta de ganado, de tortillas, de carne, de abarrotes.
“Cobraban por todo y a todos; hasta los niños debían entregar cada lunes 20 pesos cada uno; todos los niños y niñas, desde el kinder hasta la secundaria… los templarios se llevaban mensualmente de Tepalcatepec más de 30 millones de pesos”.
Y aunque la situación tenía harta a la gente, el miedo podía más.
Pero las cosas explotaron cuando empezaron a violar a las niñas de entre 11 y 12 años de edad; “a todas las niñas, pobres o ricas”.
Llegaban y le decían al jefe de familia, me gusta tu esposa así que me la llevo y al rato te la traigo de vuelta; pero a tu niña me la bañas, porque vengo por ella y te la regreso en unos días…. Y cuando finalmente la devolvían era porque estaba embarazada; “en mi escuela eso les pasó a 12… ”.
Desesperados, los ganaderos empezaron a organizarse en secreto para combatirlos; al rato toda la población estaba en el acuerdo, “y en tres semanas limpiamos de narcos nuestro municipio. Y no tuvimos que ir con las policías de Nueva York a capacitarnos; ni tenemos asesores gringos, como los que ha pagado el gobierno durante tres años…”
Dice Mireles que recurrieron a la autodefensa, “ante la dejadez del Estado mexicano que no cumple su obligación constitucional de brindarnos seguridad”.
Y acusa: “todas las policías pertenecen al crimen organizado que está metido en todos los niveles de gobierno; desde la Secretaria de la Defensa, los Ministerios públicos, las policías, todos… y lo hemos comprobado porque nosotros, que sabemos quienes son los narcos y donde se reúnen, lo hemos informado a las autoridades; pero dicen que no los encuentran y no han detenido a ninguno”.
Añade que cuando el consejo ciudadano detuvo a varios, los entregó al Ejército que los pasó al Ministerio Público de Apatzingán, “y antes de las 12 de la noche ya los habían soltado”.
Insiste en que los templarios y el gobierno están coludidos; y que el Ejército hace “puro teatro, porque de operativo no tiene nada; les hemos señalado donde están y no van por ellos; y tampoco se paran en las empacadoras de las que son dueños los templarios, y que a los de Tepalcatepec  no nos reciben ni un mango, ni un limón…”
Al final de la entrevista, Mireles agradece a los emigrados el apoyo que han dado al Consejo; y a las radiodifusoras de Carolina del Norte y Filadelfia, el haber logrado “que la opinión pública internacional voltié sus ojos a la Tierra Caliente michoacana”.
Pide a los medios mexicanos visitar Tepalcatepec «siquiera un  día, para que puedan contar la verdad… porque no somos sicarios, no somos un nuevo cártel, no apoyamos ni representamos ni defendemos a ninguno… nos armamos sólo para autodefendernos…”
Y asegura que están tan bien organizados, “que en menos de una hora podemos juntar tres mil hombres porque tenemos las armas a la mano, pero no a la vista”.

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