Venezuela: Se vota el 14 de abril y Maduro busca 10 millones de votos

Por Emilio Marín
Formalmente la campaña se inicia el 2 de abril, pero en los hechos ya se lanzó. Y también formalmente habrá cuatro candidatos, pero tallan sólo dos: Nicolás Maduro y Henrique Capriles. El sucesor de Hugo Chávez busca llegar a los 10 millones de votos.
Todavía faltan un par de días para que terminen los funerales de Chávez, a quien siguen rindiéndole honores en la Academia Militar miles de venezolanos, en una fila interminable. Tan larga se hizo que el gobierno debió extender el plazo previsto para esas demostraciones de cariño popular.
Esta semana el féretro será trasladado al Comando de Montaña, donde se rebeló en febrero de 1992 sin mayor éxito militar. Ese lugar no sería el final, porque las autoridades tienen la intención de que se vote una modificación legal, en una consulta popular, para que el cuerpo embalsamado repose en el Panteón Nacional junto a Simón Bolívar. El obstáculo reglamentario es que hoy se demanda un plazo de 25 años luego de producido el fallecimiento y millones de venezolanos lo quieren ya.
La muerte del ex presidente sigue agitando las aguas de la política. Con seriedad, Maduro informó a Telesur que se formará una comisión estatal con científicos del mundo para estudiar las causas de ese fallecimiento, por las sospechas de envenenamiento o inoculación de la enfermedad. Las miradas se dirigen a Washington, como «prime suspect». En este tópico, la visión de la oposición oligárquica es diametralmente opuesta. Henrique Capriles, que terminó aceptando la candidatura de la Mesa de Unidad Democrática, no sólo acusó a Maduro de utilizar políticamente la muerte de su mentor. Mucho peor, hizo afirmaciones muy lesivas para la democracia bolivariana y la propia familia del fallecido, al deslizar que no habría muerto en la fecha indicada, el 5 de marzo a las 16 y 25 horas, sino mucho antes.
Entre los que salieron a contestarle estuvo la hija del muerto, María Gabriela, quien escribió una carta donde dijo a Capriles que respete el dolor de la familia y no la agravie con esas acusaciones. Que su padre falleció en el lugar, el día y la hora indicada. Además de dolor por esas calumnias hay mucha indignación en esos familiares y no sería extraño que, pasadas las elecciones para no victimizarlo, entablen alguna denuncia judicial contra el candidato.
¿Tú también O’Donnell?
Ante la réplica del gobierno, de la hija de Chávez y de un hermano de éste, Capriles tuvo que poner la reversa. «Si hay alguna palabra que yo haya dicho que ofende a la familia del presidente o que ofende al presidente, si hay una palabra, yo públicamente me retracto», dijo el de lengua viperina.
El gobernador del estado de Miranda y representante del Partido Primero Justicia no hacía más que repetir el libreto de la ultraderecha venezolana, estadounidense y española, las más radicales en su antichavismo. El diario español ABC también insistió en que el mandatario había muerto en Cuba varios días antes y llevado, ya finado, al Hospital Militar de Caracas. Retomó el hilo de su rival El País, que ya había metido la pata hasta la coronilla cuando publicó la foto de un Chávez entubado que no era tal.
Los agravios también se publicaron en medios argentinos, algunos insospechados de antichavismo, caso del filo-oficialista Página/12 con la columna de Santiago O’Donnell, el 10 de marzo, «No estuvo bien». Allí se leen muchísimos conceptos en línea con los afiliados a la SIP, incluso los más recalcitrantes, como el Nuevo Herald de Miami y sus mellizos rioplatenses Clarín y «La Nación».
Sobre la fecha del fallecimiento, O’Donnell sugiere como Capriles y el monárquico ABC: «anoche, un médico legista me dijo que preparar un cuerpo para ser exhibido durante diez días sin descomponerse lleva días, no horas. Pero Chávez empezó a ser mostrado pocas horas después del anuncio de su muerte y según los testigos estaba rozagante (…) la ausencia de familiares y funcionarios en el Hospital Militar, después de su vuelta, mientras supuestamente se estaba curando, tras aterrizar sin que nadie lo vea».
Como las circunstancias de la muerte del operado de cáncer se ha convertido en el primer tópico de la campaña electoral, hay que analizar quién le cree a quién.
La mayoría de los venezolanos parece tener confianza en la información de Maduro, los ministros y los familiares del líder. Los funerales tuvieron el acompañamiento de representantes de 54 gobiernos, incluidos 34 presidentes. Lo de Capriles sonó a provocación y luego dijo que -si había ofendido- retiraba sus palabras. Este primer round lo perdió rotundamente el opositor.
 
Imperio siempre hostiga
En política hay que tratar de no ser mal pensados, subjetivos, pero llamó la atención que Capriles haya estado en Estados Unidos hasta un par de días antes de aceptar la candidatura. «Este señorito volvió de Nueva York», le espetó Maduro. En las filas chavistas se cuestiona la relación del gobernador de Miranda con el imperio, cuyas fundaciones como la NED, del Departamento de Estado y la CIA, proveen libretos y dinero a partidos como Primero Justicia, que nació de ese vientre. En el seno de la oposición hubo y puede haber aún dudas sobre la conveniencia de participar o no. Boicotear la Asamblea Nacional el día que Maduro juró como «presidente encargado», con los 68 legisladores de la derecha ausentes por tratarse de un «acto inconstitucional» -pese a la bendición del Tribunal Supremo de Justicia-, pareció una señal de que retiraría su candidato del comicio.
También la primera parte de la comparencia de Capriles en conferencia de prensa, el domingo 10, con tantas impugnaciones, presagiaba un retiro antes de competir. Sin embargo confirmó que no le dejaría el camino allanado a Maduro y sería de la partida. Habría sido un error funesto el boicot, que tan malos resultados les dio en las legislativas de 2005.
De todas formas, que el lunes 11 haya inscripto su candidatura ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), no es garantía definitiva de participación. No es descabellado pensar que si se acentúa la tendencia a sufrir una derrota, incluso más grave que la del 7 de octubre ante Chávez, finalmente Capriles invente alguna excusa y pegue un portazo.
El imperio sigue jugando fuerte y sucio contra Venezuela. El 5 de marzo el entonces vicepresidente Maduro informó que dos militares norteamericanos adscriptos a la embajada de EE UU habían sido expulsados por conspirar en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Se dieron nombres y motivos, fundamentando la medida.
Ahora Washington ha expulsado al segundo secretario de la embajada de Venezuela, Orlando Monañez, y uno del consulado en Nueva York, Víctor Camacaro. Lo hizo sin argumentos, sólo porque le habían descubierto el complot adentro de la FANB.
El diferendo con EE UU será discutido arduamente en las elecciones del 14 de abril. Maduro, heredando la política soberana de Chávez, tiene una postura antiimperialista, de unidad con los países del ALBA, Unasur y Celac. Capriles, aunque busque mitigarlo en campaña, es poco patriótico y muy amigo de la decadente superpotencia.
 
También este round parece que va a ser ganado por el púgil chavista.
Va por 10 millones
El lunes 11 Caracas mostró dos postales muy diferentes sobre el poderío de los candidatos.
Maduro llegó primero y fue acompañado por varios miles de partidarios. Capriles pidió entregar su documentación después de hora y envió a una comitiva de la MUD. Una sola foto no sirve para mostrar cómo empieza y termina una historia, pero esa imagen no fue aislada: es una más de las tantas que viene proporcionando la realidad bolivariana. El presidente encargado entregó el mismo programa de gobierno que había depositado allí Hugo Chávez, cuando se inscribió para los comicios de octubre. Hay una continuidad programática, política, de planes de gobierno y equipos.
El sentido general es de profundizar las medidas sociales, para más infraestructura nacional y mejoramiento de la sanidad de la población, según el discurso de dos horas del candidato, luego de inscribirse. Capriles, que se sepa, no aportó programa alguno, reflejando las divisiones y posturas diferentes que bullen en su precaria coalición. En ese mensaje, Maduro se planteó el objetivo de máxima de conquistar 10 millones de votos, que su padre político no pudo lograr el año pasado, cuando obtuvo algo más de 8 millones, con el 55 por ciento de los votos.
 
Meta alta
«¡Diez millones por el buche!, ¿podremos cumplir, ahora sí, la meta de los diez millones?», le preguntó el orador a los asistentes al acto. Le dijeron que sí, que van por los diez millones. ¿Podrá llegar a tan alta meta, que incluso a Chávez le fue esquiva?
El cronista cree que puede quedar cerca de ella, por dos razones. Primero, la muerte del líder ha provocado una ola de sentimientos solidarios con su obra y los votos pueden ser más. Segundo, Maduro habló de dar solución de problemas tales como «la asquerosa corrupción que aún hay en diversos sectores del país, el burocratismo, la indolencia, la irresponsabilidad de algunos funcionarios públicos que se valen de sus cargos para abusar y enriquecerse». Prometió que acometerá «contra la inseguridad ciudadana, pues tenemos la responsabilidad de proteger al pueblo decente, al que no fue penetrado por la maldad de la violencia». Y eso tendrá más apoyo social en las urnas.
Fuentre: LA ARENA/ARGENPRESS.Info
 

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